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Boris — Dear

10

Boris
Dear

Sargent House / 2017

Artista(s)

Boris

Ruido para antes del fin del mundo.

Desde el primer golpe seco a las cuerdas de “D.O.W.N” entendemos que Boris sigue dominando el panorama del noise doom metal que afortunadamente se sigue nutriendo de excelentes propuestas y nuevos proyectos. Cuando muchos conocimos al trío japonés gracias al álbum Pink, fue el enganche definitivo a este subgénero maldito que comercialmente queda rezagado pero que en el undeground, donde mejor se acomoda, ha forjado las raíces que rompen el concreto para llegar hasta nuestras cabezas.

El tema “DEADSONG” denota la cadencia del álbum número 24 para la agrupación: densidad y ecos de distorsión, sollozos dantescos, gritos de agonía entre la manipulación de pedales de efectos y compresores, el ruido que nos lleva a la gloria infernal. “Absolutego” suena como si The Smashing Pumpkins bajara el tono de sus guitarras al extremo y su sutil pero salvaje grunge se convirtiera en algo demencial. “Beyond” a modo de introducción post-rock con la voz de Wata invocando el apocalipsis, estamos en espera de que alguien presione el botón rojo para que comience la Tercera Guerra Mundial y este disco nos pone al tanto de lo que vendrá.

“Kagero” jugando con platillos y gongs, pulsaciones y el monstruoso feedback acompañado de ecos que nos transportan a la lenta y amarga travesía dantesca. “Biotope” para evocar sonidos ancestrales ante un beat constante, entre lo melódico y lo destructivo, “The Power” para comprender que a pesar de la lentitud la pesadumbre se equipara a la velocidad de Suffocation o a lo difuso de Culted. Casi ocho minutos de rasgueos y bends de las cuerdas de la guitarra al extremo del rompimiento.

“Memento Mori” y otro golpe contuso a nuestra psique, no muchos toleran un disco de Boris, y si llegas hasta este punto encontrarás que cada acorde, cada tono, cada delay y cada golpe directo a la batería tiene una razón de ser, todo se acomoda para inspirar sentimientos, para intentar de descifrar un acertijo, para intentar unir las piezas de un complicado rompecabezas de pulsiones, sonidos que emanan diferentes amplificadores de bulbos, el volumen a tope y la distorsión hiriente. Las voces de Atsuo y Takeshi como cantos de ángeles desoladores que en vez de protegerte solo guiarán tu camino al purgatorio. Una suerte casi orquestal producida únicamente por tres personas, track favorito de este material y tema fundamental para comprender la obra musical de la banda.

“Dystopia –Vanishing Point” es tenue y experimental, una bocanada de aire fresco que termina de nuevo en tormenta, el tema homónimo que da título al disco concluye el viaje entre el noise, el drone, el doom y los parajes instrumentales salvajes de un disco que bien puede servir de guía para aquellos que quieran conocer más sobre las vertientes antes mencionadas. Una joya de sangre, un ataque brutal a los sentidos.