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Entrevista con Lucrecia Dalt

Entrevista con Lucrecia Dalt

14/Nov/2022

Cuando se trata de sonido, el limite no existe.

No se sabe cuando ocurrió, tal vez incluso este pasando en este instante, pero lo cierto es que Petra ha llegado. Esta entidad alienígena tiene los pies (si es que cuenta con ellos claro) sobre la tierra y no se sabe con exactitud que ha visto, que se ha topado al llegar a nuestro planeta. Lo cierto es que tiene una necesidad clara de encontrar respuestas y es probable que haya descubierto en la música un punto universal para hacerlo. Todos hemos bailado, escuchado o vivido a través de los acordes que producen música. Sin embargo, en esta ocasión es alguien del exterior quien lo hace de este modo por primera vez, Es por ello que ¡Ay!, el nuevo disco de Lucrecia Dalt suena tan del momento y a la vez no. Un trabajo anacrónico que intenta crear un estampa auditiva de como alguien nos observaría desde afuera.

Siempre me ha interesado, hacer ese ejercicio de cómo nos vería otra entidad, como vería nuestra forma de ser y manejar el mundo. Trabajar desde nuestra propia finitud… Siento que la ciencia ficción es tan amplia y variada que ofrece muchas posibilidades. Yo me identifico con aquella que planeta al ser humano, sus limites y a partir de ahí construir una historia”.

Puede parecer un poco denso, pero en realidad ¡Ay! alude más a un ejercicio de exploración sonora que esta inspirado en tiempos pasados, ya sea con la familia, amigos o seres queridos. Los ritmos que aquí se escuchan tienen una clara vena latina, pero que tras la distorsión adoptan un sentido más futurista y menos clásico, tratando de crear un universo en equilibrio, dónde pasado y presente puedan congeniar el uno con el otro.

Yo tenía desde hace tiempo ganas de hacer un disco que integrara cosas que a mí me gustan en un solo lugar, no solo a nivel sonido, que tuviera cosas a nivel de la memoria diluida, de la música que escuchaba cuando estaba chiquita, con mezcla de sonoridades, formas de procesar, de distorsionar, de darle una vuelta a todos estos ritmos”.

Y si en su anterior trabajo No era sólida (Rvng Intl, 2020) ya manejaba cierta fascinación por la ficción, en este trabajo todo parece amplificado por 100, por supuesto, todo esto dentro del concepto de música de Lucrecia: paisajes sonoros minimalistas dónde el camino es el mismo, pero el ambiente va a cambiado entre cada track. Los encargados de hacer la diferencia fueron los músicos invitados, que dieron una gama amplia de sonidos que forman la identidad “latina” que el álbum ofrece.

En cierto modo yo sentía que este proyecto se iba a convertir en una cosa más grande. Hice toda la parte de desarrollo musical yo sola, pero luego con los músicos, iba encontrando distintas sonoridades que además daban el input para que ellos encontraran otras posibilidades, por tanto esas ideas se fueron transformando con ayuda de la gente”.

Así, el disco utiliza cómo base central la distorsión, pero se apoya en las percusiones de Alex Lázaro (ahora compañeros en el show en vivo) quien en junto con Dalt fueron recolectando distintas formas de percusión y sus posibilidades de torcer, hacer y deshacer estos sonidos en busca crear dinamismo a la pieza sonora que ella tenia en mente, inspirada en el space pop del que ella es fanática y de artistas como Esquivel.

“En el caso de Esquivel y otros compositores de este tipo, sucede que tenían una visión súper loca en la cabeza y conseguían a través de un trabajo en equipo hacer proyectos loquísimos, es que el sonido es impresionante… y siento que es algo que se pierde en la composición contemporánea, que es la dinámica, por como se ha desarrollado la composición pop, que es comprimir y comprimir, se ha perdido esa capacidad de ir a lugares altos o bajos y que siempre me han interesado”.

En el apartado de letras Lucrecia se apoyó del filosofo Miguel Prado, con el que tuvo múltiples charlas para encontrar el punto medio entre comunicar y percibir a través de las letras, del mensaje que quiere expresar Petra. Por que si bien este ente habla desde el desconocimiento (pues se encuentra por primera con la raza humana) al final todos las letras evocan sensaciones que cualquiera puede identificar en algún momento de su vida.

Fue un proceso muy libre, pero al mismo muy consiente, de que micrófonos usar, de como grabar (me asesoré mucho en este sentido) también de tener ideas muy fijas, por ejemplo, con Marta Salogni (que mezcló el disco), le daba pautas muy claras, porque para mí era importante jugar con la distancia, de sentir que estás en una habitación y la clave está en el fondo, una forma de mezclar un tanto extraña por que digamos que no está intentando anular ningún sonido en especifico”.

Ante tal aventura sonora las posibilidad pueden ser infinitas y cualquier acabaría en la locura (o no) de tener un trabajo como este y poder modificarlo una y otra vez. Actualmente Lucrecia Dalt se encuentra en una gira para promocionar este disco. La experiencia además de darle nueva vida a esta música propone ser la llave para  nuevo material ¿Cómo y cuando saldrá? Es algo que aun no tiene respuesta, ella hace música para evocar memorias pasadas o futuras, así que en algún momento, al escuchar está música te puedes encontrar en uno de esos singulares universos.

Es muy bonito hacer estos registros en tiempo definido por que siempre van a existir mil posibilidades de trabajar. Desde ahora pienso que pude haber hecho las cosas distintas: la distancia y el tiempo te hacen volver a pensar, pero me gusta esa neurosis de sumergirte en un trabajo, ponerte un deadline, cerrar y seguir”.