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08/Nov/2013
El concierto de Kevin Johansen, junto a la banda The Nada y el caricaturista Liniers, no llenó el Plaza Condesa. Según empleados del lugar, acudieron alrededor de 700 personas (la mitad de las que caben), pero parecían menos.
A pesar de todo, el público compensó la falta de quórum; bailaban y celebraban cualquier cosa que hicieran el caricaturista o el cantautor argentino. La energía de los asistentes, (adultos contemporáneos y mujeres) era como de pitufos felices o boy scouts cantando en una fogata.
El concierto, muy íntimo, empezó a las 9 en punto sin que hubiera banda telonera. En principio, la sencilla escenografía sólo ostentaba la palabra Bi (título del más reciente álbum de Kevin) en una tipografía manuscrita, pero conforme avanzó el recital, se convirtió en un videoclip producido en vivo; proyectaba las caricaturas que Liniers, ataviado con un gorro, dibujaba sobre una mesa al centro del escenario.
Las imágenes eran tiernas, pero no destacaban por su técnica y lamentablemente no tuvieron un discurso interesante; eran meras ilustraciones de las letras de las canciones, y así, si Johansen cantaba “En mi cabeza”, Liniers dibujaba nada más y nada menos que ¡una cabeza! La idea de una obra multidisciplinaria era atractiva, pero no cuajó. A pesar de esto, los asistentes parecían fascinados, y como solteras en boda, se excitaban cuando el cantante anunciaba que los dibujos se convertirían en poéticos aviones de papel que serían aventados para que el público pudiera llevarse a casa tan excelsas “obras de arte”. Incluso bromeó diciendo que no estaban firmados, así que no podrían venderlos en E- bay.
Desde el inicio, con la rola “Amor finito”, Johansen interactuó mucho con el público. Preguntó si estábamos contentos por haberles ganado 3 a 0 (refiriéndose al mundial sub 17), presentó a Liniers como un nerdstar convertido en rockstar, presumió su amistad con Lila Downs y Julieta Venegas, y recordó con cariño un concierto en que el gran Caetano Veloso fue a verlo tocar.
El sonido fue bueno, y la voz del carismático Johansen es concisa. The Nada, traía un super equipo que incluía una guitarra de 12 cuerdas y una flauta transversal, pero da la sensación que sus capacidades musicales no fueron aprovechadas al máximo.
Destacó el cover a “Everybody knows” de Leonard Cohen y la intervención de David Aguilar. También hubo un cover nada memorable de “We can work it out” de los Beatles. Las más aplaudidas fueron “Alta, Fea y Linda”, “No voy a ser yo” y “Fin de fiesta”.