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Los sonidos son parte fundamental de la Cumbre Tajín, por lo que se crearon talleres que permiten a las personas conectar con su parte divina. Los instrumentos de percusión son la herramienta perfecta para crear un puente entre el mundo físico y el espiritual, y gracias a que el sonido de los tambores se asemeja a los latidos del corazón, los seres humanos podemos conocer nuestra parte eterna en Tamborama, un taller mágico que surgió de la experiencia de aprendices y maestros que notaron que el tambor no sólo sirve para entretener y relajar el cuerpo, sino que limpia la mente y purifica el alma.
Mo se enamoró de las percusiones desde edad temprana en su natal Argentina. El tambor y él estaban destinados a comunicar mensajes de esperanza y amor, por lo que años más tarde, gracias a la carpintería y encargos de amigos, Mo comenzó a construir varios de estos fascinantes instrumentos. “El tambor trae su propio espíritu. El espíritu del tambor logra conectarse contigo y luego hacer que los produzcas”, comentó el maestro.
El don de Mo, al igual que el del tambor, es el de la comunicación, por ello se dedica a crear puentes entre dos mundos: sesiones de media hora, en la que varias personas se sientan en círculo y son dirigidas por el maestro para tocar sencillos ritmos en el tambor. Los participantes se olvidan de sus problemas gracias a que cantan, mandan buena vibra, ríen, bailan, se conectan en una frecuencia de amor, y abren la puerta que lleva a la creatividad en su estado más puro. “Te permite hacer un break en algo que te esta sucediendo y cuando regresas a tu vida cotidiana, tienes una nueva perspectiva y puedes solucionar un problema”, expresó Mo.
Tamborama es una de las actividades obligadas en una visita a Cumbre Tajín. Es una experiencia inolvidable y bastante
enriquecedora. “Cuando tocamos tambor, nos emocionamos tanto, porque estamos conectando con la parte arquetípica nuestra”, compartió el artista. Una vez que pruebas el ritmo de la tierra en el tambor, querrás regresar por más.