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Portugal.The Man no es de aquí ni de allá

Portugal.The Man no es de aquí ni de allá

12/Dic/2012

La licuadora es, sin duda, uno de los electrodomésticos favoritos de los músicos. Su vaso tan amplio y cristalino permite la mezcla y homogeneización de cuanta cosa quepa en su interior, y basta aplastar un botón para obtener un producto “nuevo” a partir de ingredientes comunes. La materia prima cambia de estado y surge una novedad que puede ser deliciosa o desastrosa.

Portugal. The Man es una receta fácil de cocinar: Mézclese un poco de David Bowie, con otra pizca de Sinead O’Connor, espolvoréese con Led Zeppelin (et al.), sazónese con Prince, viértasele a la mezcla los más conocidos riffs setenteros, agréguese tantitos destellos electrónicos y aderécese con los escaparates de Urban Outfitters y ¡voilá! el licuado está listo.

El siguiente paso es degustarlo. Para aquel paladar poco exigente y de reducido bagaje culinario, el producto obtenido tendrá un sabor que inundará su boca de novedad; los aromas, la nueva sazón, el equilibrio justo y casi perfecto de ingredientes y el vaso de aire retro en el que se le servirá la bebida serán suficientes para considerarlo una creación digna de ser gourmet y de sentarse a la derecha del Creador.

Pero el sabor será muy diferente para aquel comensal experimentado, que ha comido de todo y poco pueden ya contarle. Las reminiscencias ante lo que comió en la esquina de su casa, a la salida del metro o aquella tarde en la que cumplió los treinta se presentarán tan veloces como tan velozmente se escupe un trago de leche pasada. No encontrará nada nuevo bajo el sol.

Portugal. The Man (así, con punto en el medio) es una banda de ¿rock? que dice radicar en Portland, pero que es originaria de Alaska. En pocas palabras, podríamos definirlos como un refrito setentero con un vocalista que sube su tono hasta cantar como mujer y que nos recuerda los mejores años del glam y de la quintaesencia ochentera.

La banda cuenta con seis discos en su carrera, siendo In the Mountain in the Cold la última entrega, en la que continúan con lo que mejor saben hacer, expresarse mediante un sonido retro que les puede brindar cierta “ondita”, pero que no llega a lo propositivo.

Afortunadamente para Portugal. The Man hay algo de himno en las canciones y ritmos de los setentas, algo solemne que logra capturarnos y llevarnos de un lado a otro con sus largos riffs y voces con un altísimo pitch, que nos llena de nostalgia y que la banda aprovecha y explota para su beneficio.

Pero más allá de eso no hay mucho más que encontrar. Portugal. The Man es música para pasar el rato –que tal vez eso ya es mucho logro–, para incursionar en una época en la que no nos tocó vivir y mezclarla con los nuevos tiempos en donde las camisas a cuadros, las barbas y los bigotes están de moda, y en la que hay que gastar mucho para parecer que se gasta poco.