El festival una vez más demuestra que la música es un elemento ideal para sanar.
Durante la segunda semana de Febrero, estuvimos en uno de los festivales holisticos más íntimos; Quavidrium Fest 3.0 que se llevó a cabo en El Hotel Santuario ubicado en Valle de Bravo; un templo llenó de energía donde te invita a la armonía, al equilibrio y a la calma construido sobre una montaña que a través de millones de años ha acumulando depósitos de cuarzo.
El recinto es un centro de cultura y arte que busca fomentar la música con instrumentos milenarios que permiten expandir la conciencia creando frecuencias que llegan al corazón y a la glándula pineal con eletromagnetismo. Recordando la celebración tribal que llevamos en las células de nuestro cuerpo.
El festival comenzó con una práctica de yoga combinando yoga flow y kundalini a la orilla del lago buscando reconectar con la naturaleza, con nuestro ser y regresar a nuestro presente; seguido de una ceremonia de cacao en la capilla central en lo alto de la montaña donde se conecta el cielo con la tierra y donde permite que la energía fluya entre los asistentes dirigida por Osiris Heyerdahl músico terapeuta nombrado el “Cuidador de la montaña” quien nos platicó que la experiencia del cacao desde nuestros ancestros ha sido abrir nuestros sentidos a través del agua que tiene memoria y el cacao, una semilla sagrada y magnética que la transporta a cada célula de nuestro cuerpo con energía electromagnética y nos permite unir la energía de la tierra con el cielo unido a una celebración acústica con sonidos vibracionales y frecuencias al ritmo del corazón que te envuelven y te transportan a un ambiente sanador de cuerpo y alma. Saborear el poder de la intuición a través del cacao y la improvisación del sound healing generó frecuencias a nivel molecular y un despertar de nuestros sentidos de amor y energía.
La celebración de la luz a la noche comenzó con músicos internacionales en vivo entre flautas, trompetas, cuencos, violines instrumentos antiguos y cantos que produce cada músico de forma original. Creando un espacio de arte, baile y diversión; 2 talentos que nos impresionaron fueron Marco Teggui, especialista en sonidos hipnóticos, nos transporto a otra dimensión con cuencos y Biomigrant, con su mezcla de beats digitales, instrumentación en vivo, música tradicional latinoamericana.
La atmósfera de festival hace sentirte parte de una celebración de tribu, provoca que lata tu corazón al ritmo de los latidos de la vibración generando un sentimiento de alegría y armonía entre la comunidad que se volvió familia donde el principal condimento fue disfrutar del presente de forma sana, alegre, amorosa y armoniosa sintiendo la música desde nuestro interior ya sea bailando, cantando, conviviendo, comiendo o visitando el bazar holístico todo en una misma frecuencia en una sinapsis armónica en balance de nuestros dos hemisferios abriendo nuestra capacidad perceptual a través de la música. Donde el espacio y el tiempo hace que todos seamos uno.
Toda una gran experiencia, donde te hace sentir y vibrar en el presente, desconectando del día a día y regresando revitalizado en otra frecuencia, muy recomendable.