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Canoro: [Capítulo 20] ¡Cántame, canario!

Canoro: [Capítulo 20] ¡Cántame, canario!

10/May/2022

Y tú, ¿qué sabor le has dado a estas historias?

Esquivas a tu corazón y destrozas tu cabeza. Los que no pueden más, se van.

En un desliz inhumano, mi taza cayó al suelo. Era la última dosis de café que sobraba; también era una mañana de abril. La locura estaba destilando sobre mis hombros, casi llegando a mi pecho. El encierro me tenía tenso. Caminé a la ventana hablando solo, pues estaba solo. Susurraba para mí mismo sin tema de conversación alguno: asuntos de finanzas personales mezclado de remedios hogareños y el cerro de pendientes de la oficina. Mi conversación era cada vez más alta, casi gritando y necesitaba serenarme. Así que me estacioné en el sofá y fue ahí donde tomé una de las decisiones más asimilables que haya podido hallar: escribir en voz alta. Fue así como todo comenzó…

Un año después, una notificación de Facebook me conmemoró esa fecha: la primera publicación de un texto melodioso. Era un capítulo “cero”, pues no sabíamos si habría alguno más. En aquel texto desahogué la catarsis que la pandemia causó en mí, considerando, claro está, los diversos cambios que en mi vida se exhibieron. Me dio felicidad principalmente porque en ese año nada de lo que había emprendido le estaba dando continuidad. El punto es que ocurrió y ahora, un año después, la vida sonríe distinto.

Fue poco el tiempo cuando las felicitaciones comenzaron a caer, más sorprendente cuando son de personas desconocidas; gente que encuentra el texto colgado en alguna red social y de ahí vincula. Así, solo así: conecta. ¿Por qué? No lo sé, no tengo la respuesta clara; posiblemente porque hay algo en este carrusel de patrañas que les enlaza con un suceso peculiar, o posiblemente le dan la sazón personal que les permite saborearlo. Como sea, me llena de felicidad.

En este paisaje que hemos construido (lector-autor) se han chasqueado efemérides que transitan el universo acotado de nuestra bella y demoledora Ciudad de México. Así bien, he logrado aperturar las fantasías de unos cuantos que nacen de una inconsciente realidad, mi realidad. Una ocasión, por ejemplo, detrás del ventanal me veían los transeúntes bailando con una escoba y en otro momento, fatal sin duda, mis sentimientos se vieron azarosos en una cronología de sentires que viajaban en vagones de metro, mismo que sigue sin resolverse… tampoco sin olvidar (curiosamente también cumple un lamentable año).

En ese 2021 las vidas siguieron traspasando y madurando. Sospecho ha sido un periodo de ritual y aprendizaje nato. Lina, la hermosa rockera verde, por ejemplo, sigue ocupando el mismo lugar en este paisaje verde, eso quiere decir que sí se acopló. Y posiblemente aquel sujeto sigue deambulando por las calles amasando toda la mierda política que, dicho está de paso, ya no tarda en regresar con absurdas campañas electorales. Sin duda la vida de las personas comienza agarrar sabor, tan deleitable como la que se ciñe en un templo chilango.

Me sigue resultando prodigioso que haya pasado ya un año. Me sigue resultando prodigioso que me sienta en pleno 2020. Sin embargo, tal momento ha desempañado mi realidad permitiendo valorar el aprendizaje, aceptando los momentos, apreciando los cambios y disfrutando los sucesos… todo sin dejar de deleitarse las turbaciones matutinas; éstas me han enseñado que querer también es aprender a dejar ir, que desertar también sana el corazón. Sinceramente no sé a qué se deba, pero es inquietante toparse con personalidades antiguas o desconocidas y también de ellas aprender; hasta “El Orejas” me dejó algo.

Inspirar un canario cantarín ha sido el CrossFit de mis mañanas. Jamás pensé que un ave podría salvaguardar mis atardeceres. Un canario que musicaliza las conversaciones sobre la mesa, principalmente si es con un pequeño felino; ahora aquella canción de “Pesadilla” se ha vuelto un mantra. Y sin más, el ritmo permite aligerar el tema, darle un vistazo desigual y principalmente, condescender la libre charla… dejando de ser un pendeje por ejemplo. Es así como un recorrido de vivencias son abrazadas por un sonido que acecha a todos a su paso, como mi madre que celebra el aniversario del maldito circo.

Mis textos han llegado tarde a redacción y que seguro son el dolor de muelas del Corrector. Sufre tanto como yo cuando un mecanismo distinto llega a la creatividad. Lo siento. Pero hay temas que no pueden dejarse minimizar, como el dolor de las mujeres en esta puta realidad. Una vez divagué en algo llamado “el insurgente sexo opuesto” y parece que no importa cuándo se lea, pues aún se sigue vivenciando: qué horror para ellas preocuparse que no les despojen el alma.

Mi locura ha ido en una tabla tambaleante: a veces disminuye y en otras estremece. Con esa misma dimensión investigué del tema y ¡caramba! la patología se sacudió en parejo con el COVID; una resiliente chifladura nos desmadró.  Pero vamos disminuyendo… me va disminuyendo, pues ahora apreció los segundos que se transitan y así, apreciable lectore, he ido descifrando la dudosa utopía de un “mundo feliz”. 

No negaré que hay letras que he borrado; es una ridiculez que se tecleen tantos botones y que con uno solo se pueda eliminar todo lo anterior. Hay sucesos que carcomen el alma, otras que te hacen reflexionar, mismas que desconocidos han valorado. De hecho, se encuentran emocionadas de que Manola y Catalina vivan felices en sus respectivas mansiones. Y es que seamos decorosos, los cambios siempre son para un bien en común, aunque éstos alteren el orden, tanto como la incómoda cogedera; es que en serio, ¡qué pedo causa el sexo!

Siendo completamente noble, me encuentro insoportable. Me siento feliz de que este canario escandaloso cumpla un año. Estoy agradecido de que cada martes llegue un lector forastero y le ofrezca alpiste. Sé también que hay lectores que no se hacen saber y a ellos también les correspondo. En algunas ocasiones han caído retractores y es un reto satisfactorio leerlos también. Estoy inaguantable (en lo personal) porque por fin algo ha tenido continuidad y esa es la motivación de ejercitar el ambiente.

Esta dinámica ha distraído mis visiones. Me hace bien tanto como me hace mal. Me hace odiar tanto como querer más. Este lugar me ha hecho cambiar de tiempo y de amor, de música y de ideas. “Pero en sí, nada más cambiará y un sensual abandono vendrá”. Y ¿sabes algo? No importa que Charly García lo haya expresado en su obra “Viernes, 3AM”, Canoro me hace bien.

Hoy cumplimos 20 capítulos. Ahora emergeré en bicicleta. Recorreré un par de kilómetros en exploración de más historias musicales que contar y también, por qué no, por una taza nueva y un kilo de café molido, pues es ésta una magnifica manera de festejar y de volver a comenzar.

Feliz cumpleaños, Canoro.

GRACIAS.

Puedes localizar los anteriores capítulos de #Canoro aquí. 

Todas las canciones que musicalizan estas historias se encuentran en: