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Upstream Color: Cine indie estadounidense en Cineteca

Upstream Color: Cine indie estadounidense en Cineteca

06/Sep/2013

Upstream Color

Shane Carruth

Amy Seimetz, Frank Mosley, Shane Carruth

EUA, 2013

ERBP

El Festival de Cine de Monterrey, en esta sexta edición que acaba de concluir, nos trae a Cineteca Nacional una selección de cine independiente estadounidense. Entre las películas elegidas encontramos Lily (2012), de Mat CreedEuphonia (2012), de Danny Madden; y por supuesto, Upstream color, de la que hablaremos a continuación.

Upstream Color de Shane Carruth es, por momentos, una excéntrica cinta de ciencia ficción y por momentos una metáfora sobre el asesinato de Dios.

La película plantea el descubrimiento de unas extrañas larvas que al ser introducidas en los cuerpos de humanos o animales, modifican el comportamiento. Kriss (Amy Seimetz) es infectada con estas larvas por un ladrón misterioso (Thiago Martins); a través de las larvas, el ladrón puede controlar la voluntad de la protagonista, logrando con ello despojarla de muchas de sus pertenencias.

Después de que un extraño músico con facha de chaman metafísico (Andrew Sensenig) libera a Kriss de los parásitos, la chica comenzará a ver el mundo de otra forma. Será en ese momento cuando conozca a Jeff (Shane Carruth), su alma gemela.

La película está narrada con un estilo muy a la Terrence Malick (El Árbol de la Vida, 2011), que por ratos se torna cansado, pretencioso y abusivo, pues intenta ser demasiado introspectiva y retomar una poco sustentable trama, dejando muchos cabos sueltos o decantándose por insertar inesperados chispazos de violencia poco justificada. Carruth no se decide entre inclinarse por la contemplación del paisaje o continuar con su trama; intenta ambos caminos y consigue una mezcla un poco dispar y seca de fluido. A pesar de ello, logra buenos pasajes bergmaninanos sobre las relaciones en pareja y la codependencia.

Los personajes deambulan entre pensamientos fragmentarios y paisajes llenos de luz y locura. Por momentos no existe el ideal del amor, sólo el consuelo de la compañía, la locura compartida y la carne. Son de destacar el estilo tan plástico de fotografía con que fue elaborada la película, al igual que la música.

Una cinta pausada y delirante que nos dejará pensando (con gusanos enredados entre los sesos) mientras contemplamos la pantalla.