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No quiero dormir sola: De soledades e historias compartidas

No quiero dormir sola: De soledades e historias compartidas

18/Jun/2013

Amanda es una joven aficionada a la fotografía, desempleada, y que gusta de sostener relaciones casuales y efímeras. Por su parte, Dolores es una persona de tercera edad, que vive rememorando sus viejas glorias como actriz de cine, y que sufre demencia senil. Lo único que tienen en común, además del lazo familiar en que fungen como nieta y abuela respectivamente, es que ambas están solas, y pasan largas noches en vela ya que les cuesta trabajo conciliar el sueño.

Por diversas circunstancias, Amanda se ve obligada a hacerse cargo de Dolores por un tiempo, lo cual en sí parece una tarea imposible, ya que no llevan una relación estrecha, y el temperamento de la nieta choca con el difícil carácter de la abuela de forma constante. Sin embargo, son esas mismas circunstancias las que les obliga a convivir, las que les permiten acercarse e iniciar un nuevo camino de mutuo (re)descubrimiento forjando una nueva relación donde lo único que tienen en común les permite acortar distancia: su soledad.

Así, Amanda divide su tiempo entre las visitas a Dolores (recluida de forma emergente en un asilo) y los ratos en que se dedica a hurgar entre las cosas de su familiar. Esta forma de convivencia-fisgoneo le va ayudando a encontrar no solo pedacitos de su pasado y recuerdos olvidados, sino también otras cosas que le dicen mucho sobre si misma y que le enseñan no solo a comprender un poco más el sufrimiento de la anciana, sino a homologarlo con el suyo, a compartirlo con ella e inclusive a impedir que alguien más invada esta nueva alianza que han forjado. Una complejo lazo en el que los altibajos y discusiones se alternan con momentos divertidos, íntimos y conmovedores, y desde la cual enfrentan eventos y decisiones nada fáciles de tomar.

En ese aspecto, la ópera prima de Natalia Beristáin guarda algunos paralelismos con obras como la multipremiada Amour (Haneke, 2012) o La Demora (Plá, 2012), en las cuales los familiares cercanos de una persona mayor que se encuentra muy enferma, o cuyas facultades mentales comienzan a menguar; sufren a su lado, y dicho sufrimiento los conduce a soluciones radicales en busca de aliviar su dolor y el de su ser querido. Sin embargo, a diferencia de las cintas mencionadas, la de Beristáin no solo se centra en estos momentos, sino que también nos permite atisbar en las soledades y carencias emocionales de la misma Amanda, y por las cuales le es posible encontrar resonancias con las de Dolores, y crear ese vínculo particular y fuerte que promete sobrevivir incluso a la muerte.