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La sangrienta saga de la motosierra tejana

La sangrienta saga de la motosierra tejana

03/May/2013

Recientemente en salas comerciales, los hollywoodenses ambicionaban hacer resurgir la legendaria motosierra de la historia que inició en 1974 con The Texas Chainsaw Massacre, pero su arroz se les pasó de tueste. Casos como éste vuelven a poner sobre la mesa la importante lección sobre los errores fatales que no se deben cometer a la hora de retomar la continuidad de historias tan, por decirlo de cierta forma, entrañables.

La saga que iniciara con la formidable The Texas Chainsaw Massacre, dirigida por Tobe Hooper, es una de las más emblemáticas dentro del subgénero de horror denominado como slasher film. En la versión original, nos encontramos con la aventura de unos adolescentes turistas de los setenta que por error penetran en el núcleo de lo perverso al llegar al trastornado pueblo texano que vemos en pantalla. En aquel círculo infernal, los protagonistas se ven asediados por una tétrica familia de psicópatas caníbales, entre los que destaca el asesino de la motosierra: un hombre corpulento con alguna malformación facial que lo lleva a cubrir su cara con los rostros cercenados de sus víctimas… además se maquilla muy bonito los labios. Este personaje es conocido como Leatherface, interpretado en un inicio por Gunnar Hansen, quien se convertiría en emblema de la saga.

A través de los años, la franquicia degeneró en un par de secuelas, una ochentera y dos noventeras, que no fueron muy bien acogidas por la crítica tales como: The Texas Chainsaw Massacre 2 (1986), de Tobe Hooper, Leatherface: Texas Chainsaw Massacre III (1990), de Jeff Burr y The Texas Chainsaw Massacre: The Next Generation (1994). En el 2003 también se llevó a las salas un remake de la película original, The Texas Chainsaw Massacre, dirigida por Marcus Nispel mientras que en 2006 se produjo una precuela, The Texas Chainsaw Massacre: The Beginning, de Jonathan Liebesman. Ambas levantaron un poco el nombre de la pisoteada saga.

Recientemente encontramos en cines la cinta Texas Chainsaw 3D, otro ejemplo de la obsesión que tiene la industria cinematográfica por adaptar al “ahí se va” historias a las que los fans tienen en buena estima. La película abre con unos primeros diez minutos magistrales en los que el espectador puede acceder a un collage (muy vintage) de escenas de la Texas Chainsaw Massacre original, además, revitalizadas por el recurso 3D.

Hasta ahí todo perfecto. Tristemente, más allá de eso, de ser infiel o no a las atmósferas delirantes y grotescas que hicieron famosa a la película fundacional de Tobe Hooper, esta nueva entrega queda como otra película de horror sin encanto alguno; ni para fans ni para nuevas audiencias.

A manera de ejemplo, podría decirse que la pieza está plagada de escenas llenas de comicidad involuntaria; como aquella donde nos topamos con un Leatherface que como niñito cansado y deprimido, se deja caer en una silla en medio de una cocina mientras su prima intenta consolarlo… o algo así. De este modo, cuando pensábamos que este año no podría verse algo más ridículo que el cierre de temporada de la tercera edición de The Walking Dead, aparece en escena, en medio de muchas palomitas desperdiciadas, este gran homenaje al patetismo y al anti-gore. Dicho de otro modo, una motosierra dubitativa no hace masacre.