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La máquina matamalvados #Distrital2016

La máquina matamalvados #Distrital2016

La máquina matamalvados: cómo la justicia no es en blanco y negro

La edición de este año del festival Distrital incluye una retrospectiva enfocada  en el director italiano Roberto Rossellini, compuesta por diez cintas restauradas y remasterizadas que forman parte del programa llamado The Rossellini Project, nacido a partir de una colaboración entre Cinecitta Luce, CSC – Cineteca Nazionale, Cineteca di Bologna y The Coproduction Office.

En dicha retrospectiva se encuentra La máquina matamalvados. Filmada en 1952, es una obra muy particular en la filmografía del cineasta romano, ya que se trata de una comedia que se aparta un tanto del tono sobrio y realista de sus trabajos previos como Roma, ciudad abierta (1945), Paisà (1946) o Alemania, año cero (1948), y se le considera como una transición entre el Rossellini de la etapa neorrealista y el que posteriormente haría películas más personales y sublimes.

La trama inicia con una voz en off y unas manos que montan una maqueta/escenario. La voz nos explica que en ese lugar habita mucha gente mala y ambiciosa. Entonces, vemos cómo unos individuos enfundados en elegantes ropas planean construir un lujoso hotel donde se encuentra un castillo ruinoso que es usado por el pueblo como cementerio. Esta escena subraya lo dicho por el narrador, y hace patente que en ese humilde poblado, la codicia y la corrupción son el pan nuestro de cada día.

Después, se muestran los festejos en honor a San Andrés, el patrono del lugar. Es entonces cuando hace su aparición un extraño anciano que, tras pasearse entre la gente que asiste a la festividad, termina por buscar posada en la casa de Celestino Esposito, el humilde fotógrafo local. Tras charlar con él acerca de las tribulaciones y los abusos que atosigan a los pobladores, a modo de agradecimiento el viejo le proporciona a su anfitrión un peculiar y siniestro don: su cámara adquiere la mortífera cualidad de poder matar a cualquier ser vivo.

Creyendo que esto ha sido un milagro del patrono del lugar, Celestino intenta usar este letal regalo para acabar con las personas malvadas y alevosas del pueblo y hacer justicia en nombre de todos. Poco a poco se dará cuenta que su tarea es más compleja de lo que creía, y cuando las cosas toman un giro que él no esperaba, termina cuestionando sus acciones y su propia bondad.

A través de esta comedia con tintes negros, Rossellini reflexiona sobre lo ambiguo que puede ser discernir entre el bien y el mal,  sobre la corrupción y el abuso que están enraizados en la naturaleza del ser humano, y que son como la Hidra de Lerna: si cortas una cabeza, le crecen dos más, si matas a una mala persona, dos más ocuparán su sitio y seguirán haciendo lo mismo. También se contrapone la idea de que las fotografías eternizan a las personas en el tiempo: los retratos producen su repentino (y muchas veces gracioso) deceso. Apuntes sobre la sociedad italiana de antaño, hechos con una mirada tan incisiva y profunda que se tornan universales y vigentes.