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Halley: Bitácora sobre la muerte moderna

Halley: Bitácora sobre la muerte moderna

23/May/2013

Halley (2012) de Sebastián Hoffmann, otra bitácora sobre la muerte moderna, una ficción en donde el muerto viviente se transmuta en la enfermiza carne que devoran los vivos.

La ópera prima de este director mexicano es una propuesta creativa bastante fresca dentro de la cinematografía nacional, lo que nos presenta en escena es una revisión a las tan populares narraciones sobre muertos resurrectos, que en nuestros días tanto auge han cobrado. “Mi personaje padece la misma condena que la creatura de Frankenstein, Drácula o Jesucristo, que es el zombie más famoso”, comentó el realizador en torno a la construcción de su protagonista.

La cinta se centra en la figura de Beto (Alberto Trujillo), un muerto viviente que lleva demasiado tiempo ocultando su condición para pasar de incógnito entre los vivos. Este solitario personaje que nos evoca demasiado al Gregorio Samsa de Kafka, hace amistad con su jefa, Silvia (Luly Trueba), patrona de un gimnasio que abre las 24 horas. Esta extraña relación erótico-laboral y el contraste de las metódicas rutinas que Beto emplea para aparentar estar vivo, por momentos parecieran narrarnos la vicisitudes por las que pasa un zombie que intenta fingir la vida; otras veces esto será una metáfora de los seres humanos que transitan el día a día.

La película bien podría ser leída como el diario de un muerto viviente, aunque por suerte, algo más se desprende de ella: la pieza, a partir de pequeños homenajes al cine Sci-Fi de culto, donde destacan las referencias a The Fly de David Cronenberg, y a algunas fuentes literarias, nos muestra esa alienación en la que viven los hombres de las sociedades modernas. Cabe destacar que esta producción es el primer filme mexicano que ha efectuado locaciones en el Polo Norte, a partir de estas se logra uno de los momentos más emblemáticos de toda la película, secuencia que además no deja de evocarnos la novela romántica de Mary Shelley, Frankenstein.

Sin duda, esta nueva producción de Mantarraya Films es una pieza que vale la pena ver, que nos habla sobre la relación dialéctica entre el cuerpo, el alma, la enfermedad y el vacío. Una cinta de intimidades, padecimientos y larvas humanas que se arrastran a través de ciudades y túneles destinados a desaparecer. Un cine mexicano extraño y oscuro, como no se ve todos los días.