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Tony Scott undead...

Tony Scott undead...

31/Ago/2012

El pasado domingo 19 de agosto falleció el cineasta británico Tony Scott, hermano menor de Ridley Scott. Un cineasta de interesantes polaridades que al parecer es recordado por lo peor de su filmografía. ¿Pero qué será lo que perviva de su legado?.

Tony Scott, conocido por su voluminoso trabajo en el terreno del thriller de acción, del que destacan sus películas Top Gun (1986), Beverly Hills Cop II (1987), Revenge (1990), Days of Thunder (1990), Spy Game (2001), Man on fire (2004), Domino (2005), entre otras. A partir de algunas de estas piezas y en su faceta de cineasta de la industria, Tony configuró una estética particular del thriller de acción: un imaginario lleno de adrenalinas y de perdedores u hombres comunes que al final se transforman en seres imparables, como sucede con Bruce Willis en esa danza de balazos que fue The Last Boy Scout (1991); en Man on fire, o en su cinta del 2010, Unstoppable, ambas protagonizadas por Denzel Washington. Nada de cine exquisito, como argumentarían muchos puristas, mero cine de acción (con buenas cargas de moralina) para alimentar el gusto del populacho. Esta sería su biografía oficial o al menos la que circula en la red.

Pero Tony también nos dejó un par de películas para degustar aunque casi nadie las menciona. Durante los 90, recuerdo mucho esos domingos aletargados en los que sin nada que hacer, vi mucha de la filmografía de este director británico; a veces en el cine, otras en casa, a veces por el gusto nerdy de ver a Bruce Willis en modalidad último boy scout quebrando narices a diestra y siniestra; otras tantas como Quentin Tarantino, buscando el significado freudiano secreto en la trama de Top Gun. Pero un par de veces, muy valiosas, dejando las palomitas de lado, recuerdo que aprendí una verdadera cátedra de cine con algunas películas de Tony.

Sorpresivamente ese encasillado Scott de las adrenalinas veraniegas, también tuvo su faceta underground, en la que logró crear una sólida pieza de autor (que no es decir poco),  y un par más de coquetas exploraciones con el thriller psicológico y de acción. En el punto central destaca The Hunger (1983), en la que tuvimos a Mr. David Bowie como vampiro al lado de la buñueliana Catherine Deneuve y de una Susan Sarandon jovenzuela. Además, con tema musical de la banda de Peter Murphy, Bauhaus.

Es relevante la importancia central de The Hunger en la carrera de Tony porque la cinta se nos muestra a la distancia como la ironía de su fracaso: por un lado la película que fue su debut como cineasta serio y le representó un inaugural fiasco en taquilla; por el otro, nos deja testimonio del gran derrumbe (posterior) de Scott como realizador autoral. Porque inevitablemente nos hace fantasear en lo que hubiera sido de Tony de seguir por dicha senda; sobre todo cuando se toma en cuenta que la película subsiguiente fue la jocosa y melosa Top Gun, con todo y la rolita “Take My Breath Away” de Berlin.

A la distancia The Hunger, inspirada en la novela de Whitley Strieber, es vista por algunos como ese gran momento en la obra de Tony. Lo cual es un tanto injusto porque si bien, a veces los cineastas se pierden en el camino, también a veces sus críticos se pierden entre tantas especulaciones despreciativas. Para mí la verdadera voz de Tony Scott como cineasta se debate entre la gran fuerza de su primera cinta The Hunger, algunos momentos de The Last Boy Scout, True Romance (esa adaptación que hizo a un guión de Tarantino), The Fan con Robert DeNiro, Spy Game con Robert Redford y Brad Pitt y, tal vez, Man on fire. Si alguien me preguntara por las películas que representan mejor el estilo de este cineasta sugeriría esas, esas que expresan mejor el vínculo de ensoñaciones, entre los balazos de Denzel o Bruce y los besos entre Susan y Catherine, de aquello que terminó siendo y lo que alguna vez pretendió ser.