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Vampyr #Macabro2013

26/Ago/2013

Vampyr

Carl Theodor Dreyer

Nicolas de Guzburg, Sybylle Schmitz, Rena Mandel

Alemania, Francia 1930

Dentro de las funciones más impactantes en las actividades del Festival Macabro, se proyectó una muy especial versión del clásico Vampyr (1930), musicalizada en vivo por la pianista de origen rumano Deborah Silberer. Este film fue dirigido por Carl Theodor Dreyer, a quien en la historia del cine se le conoce más por La passion de Jeanne d’Arc (1929) y Ordet (1955); considerado uno de los realizadores más importantes, muy a la par de Ingmar Bergman.

Sus películas son tratados cinematográficos sobre el cine mismo, utilizan un lenguaje que abre las puertas al secreto de la cinematografía, pero a su vez, generan vanguardias en su interpretación. Su cine se aleja de la inspiración en el arte y la literatura y se vuelve arte y literatura por sí misma: lo que lo aleja de todos los grandes maestros del cine es el poder que tiene Dreyer de manifestar una idea o un concepto a través de la poesía narrativa.

Vampyr narra la historia de Allan Grey y su encuentro con lo sobrenatural en un pequeño y claustrofóbico pueblo en Francia. Inspirada vagamente en Carmilla de Sheridan Le Fanu, narra encuentros con vampiros y sombras sobrenaturales, la proyección astral y los sueños. El resultado final es que Grey no es el héroe, sino el conductor de la historia. Es un espectador pasivo que se involucra con los hechos, y a su vez, Grey somos todos los que nos encontramos frente a la pantalla. Es la manera en la que el director nos transporta a su mundo, como un juego mecánico. De esta forma, su impacto es mucho más poderoso, y 80 años después de su realización, sigue siendo una película que aprieta el corazón en temor.

En cuestiones de producción, Vampyr trató de hacer saltar nuevamente la carrera de Dreyer. Después del fracaso de La passion de Jeanne d’Arc, fue su adentramiento al cine sonoro, y al cine de género. Sin embargo, sus esfuerzos no rindieron frutos; su carrera seguía desplomada y a raíz de esta película entró a un psiquiátrico durante casi 12 años antes de poder regresar a filmar. Vampyr fue un vampiro para Dreyer, una cinta en la que impregnó todo su ímpetu artístico y meticuloso, y que lo vació por completo.

Hoy en día, es una de las películas más importantes del género. Un ensayo sobre la realización del cine de horror que se puede analizar a través del sonido onírico, los espacios elípticos, los personajes desdoblados y la temática social que presenta el vampirismo.

Vampyr es una hermosa pesadilla, atestada por completo de romanticismo y alejada de los aspectos más victorianos de la estética gótica. Es un cuento de vampiros y brujas y gnomos. Es un viaje astral hacia el horror, cubierto por una fina capa grisácea que nos conduce hacia los sueños.