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RMFF Día 3: ola mexicana

RMFF Día 3: ola mexicana

27/Abr/2013

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En un festival como éste, en el que la programación es minuciosa, bien vale la pena hacer una diferencia entre los filmes nacionales y los internacionales. Dentro de la Plataforma Mexicana fueron incluidas obras de ficción y documental que difícilmente podrían alcanzar escaparate comercial.

Ayer, decidimos entrarle de lleno al documental (después de haber visto Panorama, no quedan muchas ganas de seguir con ficción), así que nos lanzamos a Plaza Pelícanos; la función fue especial, pues estaban ahí los miembros del jurado y también los directores.

Vimos Calle López, de Gerardo Barroso y Lisa Tillinger. Esta pareja, junto con su pequeño hijo, viven en dicha calle. Mirar la cotidianidad de toda la gente que deambula en este pasaje del Centro Histórico fue motivo suficiente para plasmarlo en el celuloide. Desde una perspectiva contemplativa, se exhibe el universo de la calle López con todos los oficios que le dan vida a sus personajes: "viene, viene", cartonera, barrendero, limpia coches, composturero, taquero, el de los jugos. Uno de los personajes más destacados, tanto por el misterio en su introducción, como por su estilo de vida y la estética del lugar, es Don Pepito, dueño y bartender viejo. En su local recibe a todos sus clientes de la tercera edad, quiénes (casi en la oscuridad) van a jugar dominó y a beber en forma clandestina.

El documental está grabado en blanco y negro y no sigue el formato tradicional de una película de este género, es decir, no hay entrevistas. El público es testigo del ojo con que Barroso y Tillinger observan su realidad. La madera de cinefotógrafos es evidente en este trabajo, que también demuestra sensibilidad ante cada acto de la rutina: el vapor en la cara del taquero de carnitas, las formas y texturas en el hacer de un jugo.

Al final de la proyección, esta pareja declaró estar más dedicada a la fotografía, dando a entender que este documental es de sus primeros proyectos como directores. En la sesión de preguntas y respuestas fueron aplaudidos y felicitados, pero no faltó el joven temerario que pidió disculpas por criticarla como "mala", argumentando que trataba los temas de siempre (marginación de la clase baja) y tachó el documental como tedioso. El chico tenía su punto pero ¡atentos jóvenes!, este tipo de festivales tienen su razón de ser y prometen dar alternativas distintas a las que exhibe la tele abierta o las cadenas comerciales. Hay que abrir un poco más los ojos y, sobre todo, la mente.
Una vez terminado el Q&A, tomamos una camioneta que nos llevó a Cancún para ver la muy mencionada El Alcalde, de los productores/directores Emiliano Altuna, y Carlos Rossini y el periodista Diego Enrique Osorno, conocido por su trabajo en asuntos sociales, políticos y del crimen organizado.

Con todo y fallas en el audio, la gente esperó para ver un trabajo que con solo leer la sinopsis atrapa. El tema, tan en boga, es la guerra contra el crimen organizado, lo cual podría parecer "pan con lo mismo", pero acá se aborda, sin tapujos ni mayor preocupación por lograr la objetividad, desde la única y casi dictatorial perspectiva de Mauricio Fernández Garza, ex alcalde de San Pedro Garza García, Nuevo León, quien, con mano de hierro, combatió a la delincuencia en ese municipio, el más rico de Latinoamérica.

Podemos ver a Mauricio en distintas facetas: el ricachón que caza venados, tigres y elefantes; el funcionario público comprometido con su pueblo; el padre preocupado por el intento de secuestro de una hija; el coleccionista de cuanto fósil haya; el líder social que no tiene pelos en la lengua; el bonachón desfachatado; el clarinetista...

La película vale la pena. Nos acerca al personaje, y nos identifica con él, pues quiere lo que todos: la paz. Incluso es un poco aspiracional porque, quién no querría tener una casa como la que se nos muestra. Pero sobre todo, es pasional y honesta. Los directores lo son también, y esto se nota. ¿El discurso? Solo existe el de Fernández Garza, los creadores le pusieron los medios para expresarse de otra manera.

De las funciones a las que hemos asistido, ésta ha tenido la mayor afluencia y participación de la gente. Al final, muchas personas se quedaron con ganas de preguntarle a los directores más sobre su experiencia, y el debate a partir del documental hizo que se viviera un verdadero ambiente de festival. Vale rescatar la frase de un asistente, que tomó el micrófono y dijo: "todos tenemos un poco de músicos, asesinos y políticos".

Nosotros regresamos a Playa junto con Altuna, Rossini y Osorno, quienes se muestran muy conformes con el trabajo que realizaron durante dos años para materializar la película, en el que invirtieron más que dinero, esfuerzo y poder de convencimiento. Nos comentaron que llevarán la obra a algunos festivales de Sudamérica y Europa y esperan poder colocarla en salas comerciales de nuestro país. Nosotros también.