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P3ND3JO5: El pasado como vanguardia y la soberbia como pecado #FICUNAM2014

P3ND3JO5: El pasado como vanguardia y la soberbia como pecado #FICUNAM2014

04/Mar/2014

P3ND3JO5

Raúl Perrone

Mariano Blanco, Eugenia Juárez, Fernando Daniel

Argentina, 2013

Trivial Media / Películas Independientes Anti-Autor

Como una probada de lo que FICUNAM trae este año tuve la oportunidad de ver la nueva película del argentino Raúl Perrone titulada P3ND3JO5 (nombre bastante ídem, escandaloso y gratuito, si me lo permiten) que forma parte de la sección Trazos del festival. Del director sabía poco: su filmografía consiste de treinta películas, es argentino y, dicen, uno de los cineastas más independientes y prolíficos.

Como en su momento lo hiciera la cursi The Artist (Dir. Michel Hazanavicius, 2011) el filme de Perrone busca transportarnos visual y estilísticamente a un cine que ya se siente lejano. Con formato 4:3, fotografía en blanco y negro e intertítulos como sus principales gimmicks, la película es obvia respecto al cine que sugiere homenajear (una cínica referencia a Carl Theodor Dreyer hace el trabajo cerca del final). Al mismo tiempo, las similitudes con el cine de Gus Van Sant (Mala Noche y Paranoid Park) se sienten mediocres, más como una copia vil.

La búsqueda de un discurso que articule la teoría de que el cine puede hacerse de historias mínimas y que el drama de estas emana de lo cotidiano, si bien es interesante, también se siente obvio y forzado. Los tres actos y una coda que conforman la película relatan historias de amor, soledad y crimen que, en su favor, son sostenidas por un estupendo elenco de actores cuyos personajes no tienen nombres porque no importan (ni siquiera al director, condescendiente de sobra con sus protagonistas). Son sus expresiones y las situaciones en las que se ven involucrados las que hablan por ellos.

Aciertos como las actuaciones, la fotografía (a ratos) o la música de Nomenombres Wey hacen que la película sea tolerable aunque decepcionante. Detrás de P3ND3JO5 se ve a un autor que conoce su medio y que, por desgracia, se toma licencias innecesarias y auto indulgentes. A la mitad (de los 150 minutos que dura) ya estamos fastidiados de las interminables secuencias de fantasmales adolescentes saltando en colchones o de los skaters haciendo trucos incomprensibles, aún en cámara lenta.

Se entiende que este cine divida opiniones (veo venir a mis detractores) pero tomando en cuenta su misión como festival, lo que no se entiende es que FICUNAM, que se dice vanguardista, seleccione películas que representan un cine que no innova sino plagia. Habrá que darle otra oportunidad a la programación para corroborar si se trata sólo de un tropiezo o una desafortunada apreciación personal y no de una constante. Que así sea.