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#FICG28: La camioneta, alegoria a las puertas falsas de la migración

#FICG28: La camioneta, alegoria a las puertas falsas de la migración

03/Mar/2013

En el documental guatemalteco “La camioneta”,  exhibido dentro del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, el director Mark Kendall expone un proceso migratorio un tanto peculiar: los autobuses escolares que son desechados en Estados Unidos después de varios años de uso son comprados para ser llevados hacia Guatemala (en viajes de 16 horas diarias durante 15 días), en donde serán arreglados, pintados y vendidos para incorporarlos c2omo medio de transporte público en la ciudad de Guatemala.

Así, lo que observamos en la pantalla en una primera instancia, es el viaje que emprende dicho autobús desde la frontera sur de Estados Unidos hasta la ciudad de Guatemala, y las implicaciones inherentes a dicho viaje contadas por uno de los choferes que realiza esta labor: 16 horas seguidas de manejo durante 15 días, las extorsiones de autoridades mexicanas para que el viaje se desarrolle “sin ningún problema” y el constante peligro de sufrir algún asalto en el trayecto.

No obstante, para cuando los camiones han llegado a territorio guatemalteco, el filme toma otro matiz y se encarga de abordar la historia tanto de quienes se encargan de arreglar los camiones, como de aquellos que los compran y les dan un segundo uso. Para los primeros, la realización de este trabajo está llena de satisfacciones pues logran darle  a los vehículos una vida nueva a través de la impresión de un sello propio  (la mayoría son pintados con colores vistosos y diseños geométricos); mientras que para los segundos la compra de uno de estos “buses” representa la ilusión de tener una oportunidad de contar con un trabajo que permita el sostén económico de la familia.

Sin embargo la situación no es fácil para quienes compran y utilizan estos camiones, pues la ilusión de ganar un sustento trabajando como choferes de transporte público, termina cuando deben enfrentar las extorsiones de aquellos que los obligan a pagar una cuota para circular libremente por la calle de Guatemala. Aquel que se niegue a hacerlo correrá el riesgo de que una bomba explote en su camión mientras lo esté conduciendo.

De este modo,  "La camioneta" resulta una suerte de alegoría a las puertas falsas que ofrecen los procesos migratorios, y un retrato humano de las ilusiones que representan para aquellos que deben recurrir a ellos.