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Estaciones del dolor: Las Oscuras Primaveras en el #FICM2014

Estaciones del dolor: Las Oscuras Primaveras en el #FICM2014

23/Oct/2014

José María Yazpik es Igor, un empleado de mantenimiento colapsado en la rutina de su trabajo y su matrimonio. Irene Azuela es Pina, madre divorciada que se ahoga en la soledad y la impotencia. La explosión de deseo que surge entre los dos comienza a afectar a la esposa de Igor y al hijo de Pina, que vagan a la deriva del desastre en el que se han convertido sus vidas.

Este segundo trabajo de Ernesto Contreras, Las Oscuras Primaveras, se convirtió inmediatamente en una de las favoritas del Festival. La película coral narra con eficacia las historias de desamparo emocional que la recorren. La madurez con la que el director aborda el sentido visual de la obra es evidente desde la primera escena, con un estilo sobrio, elegante y preciso, en el que la mano del director se ve firme y siempre a favor de sus personajes.

La imagen es tan fría y estilizada que recuerda por momentos al cine de David Fincher en su faceta más publicitaria. Quizá esa sobriedad también juegue como su mayor inconveniente y la convierta en un filme un poco encajonado, falto de frescura o de riesgo formal, en el que no se abandona la sensación recurrente de estar frente a algo ya visto.

Los actores encajan a la perfección y existe un equilibrio entre el drama de Cecilia Suárez y la apatía contenida de Yazpik, y entre la histeria depresiva de Irene Azuela y la confusión siniestra del primerizo Hayden Meyenberg, quien destaca al no quedarse atrás frente a sus compañeros mayores y más experimentados. Su capacidad de inquietar con una mirada profunda y dejar la sensación incómoda de un niño que está alejándose de su inocencia.

El tono de la película está llevado con maestría, Contreras dosifica muy bien el drama sentido y agotador con alivios cómicos que se construyen sobre el absurdo y la incapacidad de los personajes para ser honestos consigo mismos y con sus allegados. El patetismo dramático otorga la humanidad necesaria y baja a los personajes al mismo planeta que habita la audiencia.

Las Oscuras Primaveras es una película muy consistente, compacta sobre su discurso y redonda en su ejecución, que se arriesga con los actores, quienes dan lo mejor de si y llevan sus papeles al límite de sus posibilidades. Una cinta que ha brillado por derecho propio en un festival que está ofreciendo una selección de calidad más que notable.