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300, el nacimiento de un imperio: ¡Esto ya no es Esparta!

300, el nacimiento de un imperio: ¡Esto ya no es Esparta!

14/Mar/2014

En su momento, la película 300 (2007) fue de lo más controversial en el sentido de que sus detractores la odiaron y sus adeptos la elogiaron. El filme de Zack Snyder que interpretaba de una manera altamente estilizada fragmentos de la historia de la antigua Grecia y que tomó libertades creativas sin reparo no cayó bien con los puristas de la historia. ¿Qué decir de la comunidad del medio oriente ante la caracterización afeminada de Xerxes? (me rehúso a cambiar semejante chingonada de nombre a Jerjes).

Ahora, Snyder no se encuentra más en la silla grande de director pero produjo y escribió, un tipo de “Zack Snyder Presents”. El encargado de continuar con la franquicia en 300: Rise Of An Empire es el director israelí Noam Murra (Smart People, 2008), una elección interesante ya que venía de dirigir un dramedy de ¡hace cinco años!, pero Rise Of An Empire tiene todo el sello Snyder, incluidas sus características peleas en cámara lenta.

300: La Construcción de un Imperio sucede antes, durante y después de la 300 original (¿cómo les quedó el ojo?). En esta versión acompañamos a los griegos liderados por Temístocles (Sullivan Stapleton) mientras defienden sus tierras durante la Segunda Guerra Médica contra las arremetidas navales de sus enemigos, encabezados por la sensual guerrera Artemisia (Eva Green), en la conocida como la Batalla de Artemisio. Mientras recordábamos que al mismo tiempo Leónidas (Gerard Butler en un breve cameo) y los trescientos espartanos hacían lo suyo contra las huestes de Xerxes (Rodrigo Santoro) en la Batalla de las Termópilas.

Paralelamente se cuenta la historia sobrenatural de la conversión de Xerxes a su estado de rey/semi-dios y el origen de la furia persa que está tan empecinada en arrasar con los griegos durante la segunda invasión; un cuento de ardiente venganza, como debería de ser.

Creo que cualquier pretexto es bueno para adaptar los mundos de Frank Miller a la pantalla, quien en este caso concibió la secuela de 300 específicamente para este proyecto, pero se disfruta más cuando están basados en semejantes historias épicas cuyas proporciones míticas se prestan para el estilo de Miller. Las actuaciones no son de primer calibre, pero si lo suficientemente decentes como para no llevar la trama al traste.

¿Qué si no todo fue cierto o si son puros efectos computarizados? Mejor flojitos con este hiperbólico, falaz e híper-dramatizado espectáculo. ¡Disfruten la sangre!