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Llewyn Davis: Balada de un hombre común

Llewyn Davis: Balada de un hombre común

23/Ene/2014

Inside Llewyn Davis

Joel & Ethan Coen

Oscar Isaac, Carey Mulligan, John Goodman

EUA, 2013

Mike Zoss Productions

La Balada de un Hombre Común (Inside Llewyn Davis, 2013), nueva película de los hermanos Ethan y Joel Coen, retoma nuevamente el sendero de los melancólicos perdedores: santos anónimos, nazarines entregados al olvido, que desde tiempos inmemoriales cruzan el territorio estadounidense en busca de una oportunidad, un one-hit wonder para triunfar aunque sólo sea por un instante. Nos volvemos a adentrar de la mano de los Coen en la América de Barton Fink (1991), El Apoderado Hudsucker (1994) y “el dude” (The Big Lebowski, 1998), personajes marcados con el sello del hombre arruinado que son parte sustancial del imaginario fantástico-sureño de estos autores.

Llewyn Davis (Oscar Issac) es un desenfadado y bastante ácido joven músico de folk que, tras la muerte de su compañero y el olvido de su antiguo pequeño éxito disquero, “Inside Llewyn Davis” –que da título al filme–, intenta hacerse valer por sí mismo en la compleja industria musical estadounidense de principios de los 60. En su tortuoso trote de músico freelance, Davis, forzado por su precaria situación económica tiene que pedir alojamiento a todos sus conocidos, incluso a Jean (Carey Mulligan), chica con la que mantiene un asunto amoroso no resuelto y esposa de su amigo Jim (Justin Timberlake).

Mientras este beatnik de la trova norteamericana, con su guitarra al lomo, escapa de sus deudas y del pasado saltando de trabajo en trabajo o adentrándose en un irreal viaje a Chicago, construido desde esos irónicos giros dramáticos tan característicos de los Coen, el peso de los recuerdos y la figura de un gato profético (de nombre Ulises) habrán de guiar sus pasos hacia la resolución (o irresolución) de su relato personal.

Para esos exquisitos degustadores del trabajo de estos Blues Brothers, no faltarán las sorpresas ni los actores fetiches; como ese John Goodman multifacético, al que este par de sureños siempre hace saltar al ring de la imagen-movimiento, esta vez encarnando a un estridente músico de jazz. Una película bastante seductora, tanto visual como musicalmente, una nueva Odisea un poco más introspectiva que la legendaria O brother, where art thou? (Dónde estás hermano, 2000), porque en Inside Llewyn Davis aquello que el héroe busca escapa al tacto vulgar.

Es interesante como esta nueva entrega de los Coen, con música del gran T Bone Burnett, dialoga de forma muy orgánica con el documental que fuera galardonado con el Oscar en la edición, Searching for Sugarman (Buscando a Sugarman, 2012), de Malik Bendjellou, película que también podría entenderse como otra balada del hombre que nunca estuvo. Ambos filmes transitan por el sendero del perdedor con diferentes ojos, cargando instrumentos musicales similares y canturreando letras muy cercanas pero con tesituras disímiles (el documental contra la de la ficción), quizás con una misma saudade, pero esa guitarra ya le tocará al lector afinarla desde su criterio.