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28/Nov/2025
Con Stardust, Danny Brown firma uno de los discos más arriesgados y emocionalmente nítidos de su carrera. Un álbum escrito completamente en sobriedad que mezcla hyperpop, electrónica psicodélica, noise-rap y la crudeza del hip hop que lo ha definido por más de una década. En esta conversación, Brown habla de los retos de crear desde un nuevo estado mental, de cómo una generación emergente lo inspiró a reinventarse, de la claridad que encontró tras la recuperación y del porqué hoy busca hacer música que lo haga —simplemente— feliz.
Danny Brown: Todo comenzó cuando encontré un libro llamado The Artist’s Way, de Julia Cameron. Tiene muchos ejercicios y prácticas, así que empecé a hacerlos. Además, toda la gente con la que trabajé en el álbum me dejó concentrarme únicamente en rapear. No llegué diciendo “quiero hacer esto o aquello”. Todos eran unos 20 años más jóvenes que yo, más cool, así que literalmente les preguntaba: “¿Qué quieren que haga? ¿Qué debería hacer?”. Me ayudaron muchísimo.
Danny Brown: Pasó cuando escuché el álbum Wall Socket de underscores. Lo escuché por primera vez en un vuelo y me dejó en shock. Al terminar me dieron ganas de llorar —no quería llorar en un avión—, pero hacía mucho que la música no me movía así emocionalmente. Esa fue la chispa que me hizo volver a enamorarme.
Danny Brown: La verdad, no lo sé. Siempre quise retarme rapeando sobre producción nueva. Estamos en 2025; seguir haciendo música que suene como en los 90, y que encima no sea mejor que lo que ya salió en los 90… sería retroceder.
Sería casi una locura: hacer lo mismo esperando resultados distintos. No quería ser “insano” esta vez. Pensé lógicamente en cuál era el sonido en el que podía encajar y avanzar. Siento que en cada álbum busco algo que me haga progresar y me desafíe.
Danny Brown: Todo empezó cuando conocí a Jesse Takenelli, dueño de Dead Air Records y mánager de Jane Remover. Él básicamente fue mi A&R personal. Yo hacía canciones, se las mandaba y él decía: “Deberías hacer algo con esta persona, escucha a esta otra, mira si te gusta”. No puedo decir que yo estaba muy conectado con esa escena: Jesse me ayudó un montón.
Danny Brown: No. Cuando entras a rehabilitación y a la sobriedad vas a muchas reuniones, y poco a poco te vuelves más cómodo abriéndote. A veces tal vez compartí demasiado, fui demasiado vulnerable, pero todo es parte del proceso de sanar.
Además, cuando escuché a underscores o a Jane Remover, me di cuenta de que su música electrónica no era solo fiesta: tenían cosas que decir, había comentario social y construcción de mundos. A mí me encantan los álbumes conceptuales, así que pensé: si voy a subirme a este estilo, tengo que decir algo. Ya no vivo de fiesta; esa no es mi vida.
Danny Brown: Es simplemente donde estoy ahora. Antes me encantaba la música oscura y agresiva —y todavía me gusta—, pero ya no estoy ahí emocionalmente. No quiero escuchar cosas que me pongan triste. Quiero música que me haga feliz. Y quería que eso se sintiera claramente, porque así es mi vida hoy.
Danny Brown: Porque sabía que, aunque iba a moverme en una dirección musical distinta, quería que la gente supiera que sigo enraizado en el hip hop. Para mí, la raíz del hip hop es la originalidad. Además, es la única canción del disco realmente cargada de barras. Siempre tengo una en cada álbum: en Quaranta fue “Dark Sword Angel”, en XXX fue “Monopoly”. Siempre quiero un track donde solo rapee sobre ser un buen rapero.
Danny Brown: Ser fan. Cuando eres genuinamente fan de la música y siempre estás buscando algo que te inspire, eventualmente lo encuentras. Yo sigo inspirado por estos artistas nuevos que empujan los géneros hacia adelante.
Danny Brown: En vivo todo es improvisación. No sé qué va a pasar. En el estudio soy mucho más meticuloso que antes. Hubo un tiempo en que solo me metía, me ponía bien drogado y trataba de atrapar “un rayo en una botella”. Ahora trabajo más duro. Hay canciones que reescribí cuatro o cinco veces y grabé cien veces. Eso lo aprendí de Q-Tip trabajando en You Know What I’m Saying?: tienes todo el tiempo del mundo antes de que salga la música, así que ponle todo el amor. Una vez que sale, ya no es tuya: es del mundo.
Danny Brown: Como no sé realmente qué está pasando afuera —más allá de lo que mi algoritmo me muestra o lo que mis amigos me mandan—, no me preocupo por opiniones. Honestamente, ya estoy en un punto donde no me importa si a alguien no le gusta mi música. Si te gusta, genial. Pero no vivo para eso.
Danny Brown: Algo más cercano al hip hop tradicional, que es mi base. Quizá “Grown Up”, algo ligero para empezar.
Danny Brown: De mente abierta, terco y optimista.