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The Joy Formidable: guitarras y distorsión para entender la vida

The Joy Formidable: guitarras y distorsión para entender la vida
The Joy Formidable: guitarras y distorsión para entender la vida

Artista(s)

08/Feb/2013

The Joy Formidable

Wolf's Law

Atlantic Records

2013

La actualidad es compleja, caótica, abrumadora. Tantas veces sentimos que el mundo real pasa encima de nosotros como una aplanadora y necesitamos alguna estrategia que nos permita escapar. No son pocas las ocasiones en las que la música subraya su capacidad liberadora. Es un vehículo poderoso para fugar al espíritu a través de la energía. Lo que se agolpa en el interior se vuelca fuera mediante una experiencia física, sensorial al extremo.

En caso de que todavía alberguen dudas sobre este fenómeno, basta con que toquen a un volumen alto Wolf's Law, el segundo LP del trío procedente de País de Gales al que conocemos por el lúdico nombre de The Joy Formidable. Un trabajo en el que ciertos aspectos íntimos se funden con la evocación de su tierra natal –concentrada en la figura del lobo- y un concepto científico –médico para ser exactos- que reviste resistencia y adaptabilidad.

Los músicos reconocen que se trata de canciones que surgieron en la carretera, compuestas mientras estuvieron girando y tratando de asimilar una fama casi inusitada. Por ello el disco captura el verdadero sentido del viaje personal; un periplo que lleva a curarse, a reconectar a muchos niveles diferentes, espiritual y emocionalmente.

La idea y el nombre del álbum se deben al  cirujano alemán Julius Wolff, quien teorizó en el siglo XIX sobre la idea de que los huesos de los humanos y de los animales que son sometidos a un peso extremo modifican su forma original para seguir funcionando. Se deforman con tal de adaptarse a su nueva situación.

Y así lo han hecho Ritzy Bryan (guitarra y voz), Rhydian Dafydd (bajos y coros) y Matt Thomas (batería). Trataron de dar nuevos matices a su vorágine guitarrera y su pasión por el ruido y la distorsión. Nadie puede decir que no se alejaron de su zona de confort; tan es así que viajaron hasta una zona rural de la costa este de Norteamérica para aislarse y tener en claro el rumbo las piezas. Pese a todo el esfuerzo, no faltan los que les exigen la sorprendente fuerza de su debut, The Big Roar.

En torno a Wolf's Law hay que considerar que también se vieron afectados por las turbulencias en la relación de pareja de dos de sus miembros. No debe ser sencillo abordar los desencuentros sentimentales, volcarlos en letras y que sean interpretados por los propios protagonistas. Eso le  agrega tensión.

Ellos se apegaron a un par de sus fortalezas: el guitarreo desbordado y la búsqueda de la épica en su música. Han trabajado las estructuras para ir del estruendo al remanso, tener pasajes orquestales (el comienzo de “This Ladder Is Our”) para luego dejarse ir con furia. El ruido y la electricidad como forma de conocimiento. La distorsión como una forma de enseñanza.

Allí está “Cholla” –violenta, excesiva- para representar al disco. Al momento de encontrarse con la prensa europea explicaban sus intenciones: "El álbum estimula a alguien o a algo, a la sociedad, lo que sea, a reconectar con cosas que no vemos, pero siguen en nuestro interior. El mundo natural implica pasión y belleza, pero a la vez es tremendamente cruel. Queríamos retar a la gente a conectar con el mundo, apartar esa ceguera y cambiarla por intensidad", acotó Ritzy.

En lo personal suelo aplaudir la contención y la búsqueda de un equilibrio con el sentido melódico. No puedo negar que existen detractores de ello y en el caso de The Joy Formidable se queden con el alud del primer disco. Por el contrario, encuentro más deseos de búsqueda en la segunda incursión. Ahora los considero dignos representantes de una escena que tiene en Manic Street Preachers y Super Furry Animals a dos de sus más grandes insignias. Prefiero a este trío que a unos imberbes Los campesinos –que se quedaron en el amateurismo-.

Me concentró en Wolf`s Law y “Tendons” y “Little Blimp” me convencen que aquí hay fibra y nervio. Además de la sorprendente “The Leopard and The Lung”, dedicada a la activista Wangari Maathai. A la postre, me convenzo de que me gusta disentir de ciertos criterios generalistas. Más vale aferrarse a las propias convicciones; así también lo han hecho los galeses: “Hay que vivir cada segundo, sea el que sea, con toda la fuerza, corazón y alma. Se trata de saber evocar, ser emocional. El disco teje una crónica de nuestros deseos, y trata de evitar la pérdida de ese deseo de vivir, a partir de nuestras relaciones como banda".