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Adiós a Chris Marker, soñador incansable de imágenes

Adiós a Chris Marker, soñador incansable de imágenes

02/Ago/2012

“Esta es la historia de un hombre marcado por una imagen de su niñez…” Con tal sentencia da inicio la obra maestra de Chris Marker, la novela fotográfica, La Jetée (1962). Tal vez podrían aplicarse palabras similares para describir la vida y obra de este autor.

Escritor, fotógrafo y director de cine, Marker nació en la Francia de 1921 y dejó un gran legado de filmes experimentales a su paso. Un artista enigmático y cuya obra permanece casi desconocida para los públicos masivos. Dedicó gran tiempo a temas sociales y políticos, que conforman buena parte de su gran labor en cine documental; a la par que siempre estuvo abierto a otro tipo de reflexiones y de propuestas cinematográficas; fue un intenso explorador de la imagen, e indagó toda su vida en torno a ésta y su conexión con la memoria.

Chris Marker fue un cineasta al que se le relacionó con el movimiento Nouvelle Vague (al lado de Jean-Luc Godard, François Truffaut y Claude Chabrol, entre otros). Se le señala como el creador de un tipo de documental experimental conocido como “el documental subjetivo”. Asimismo, Marker fue un realizador bastante prolífico que filmó más de 40 piezas, entre las que destacan Olimpia 52 (1952), El fondo del aire es rojo (1977), Sans Soleil (1983), Ak (1985), Une journée d’Andrei Arsenevitch (1999) y, en el eje de toda esta creación, La Jetée.

De este autor, me han interesado siempre tres piezas en particular. Una sería su ensayo fílmico sobre el cineasta Akira Kurosawa, titulado Ak. Documental que se centra en la experiencia que tuvo Marker al realizar una visita al rodaje de la cinta Ran de Kurosawa. Otra película que me cautiva de Marker es Une journée d’Andrei Arsenevitch, que es una revisión a la obra del cineasta ruso Andrei Tarkovski. Una profunda reflexión desarrollada entre las imágenes de la obra de un gran maestro y sus últimos días de vida. Marker destaca en este documental el proceso de filmación de la última cinta de Tarkovski, El Sacrificio; al tiempo que genera una metáfora de la vida de todo cineasta verdadero como una vida entregada al arte, una vida de sacrificio.

Por supuesto, en esta pequeña revisión a la obra de Marker, he de señalar la legendaria La Jetée. Una cinta a la que el mismo creador llamó “foto novela”, por la novedad de haber sido narrada a través de fotogramas. Una de las piezas más prodigiosas para el Sci-Fi que se han realizado. El filme refiere los experimentos que realiza una sociedad futurista para viajar en el tiempo y corregir el pasado; en un intento desesperado por detener un atentado terrorista. Al mismo tiempo, la película nos habla de un hombre que se verá acosado durante largo tiempo por una imagen; como sacada de algún relato borgiano, y que refleja su propia muerte.

El futuro de la humanidad, una y otra vez, se decidirá en un aeropuerto, lugar donde el presente, el pasado y el futuro quedarán vinculados en una irreversible espiral de posibilidades. Con esta premisa postapocalíptica, La Jetée dio fama mundial a Chris Marker. Así, en 1995, el cineasta norteamericano Terry Gilliam realizó 12 Monkeys; su variación al tema de Marker. Una adaptación bastante interesante a su vez.

De tal modo, a los 91 años y con un legado de poesía cinematográfica y algunas profecías sobre futuros probables, Chris Marker partió este domingo en este tan turbulento 2012. Pero su cátedra queda allí, al alcance de todos; la mirada de un creador que documentó luchas obreras y sociales, mientras se dedicaba a soñar entre imágenes, la mirada luminosa de un viajero de otros tiempos.