El poder mexicano llega a Chicago.
Esta vez, la música pudo más que la pandemia. El 20, 21 y 22 de este mes se realizó el Ruido Fest, en el Union Park de Chicago, Illinois. Un evento que recibió artistas latinos, pero cuya prioridad fue México. Desde la venta de comida mexicana, pasando por las peleas de luchadores enmascarados en un cuadrilátero, hasta los headliners, la cultura del país azteca se vislumbró con todo su poder y diversidad bajo el calor que no daba tregua.
Tras la cancelación de Los Fabulosos Cadillacs, el día uno del Ruido Fest le perteneció a una institución de la música latinoamericana: Caifanes. Saúl Hernández y compañía supieron como cubrir la ausencia de los intérpretes de "El Genio Del Dub". La gente coreó, saltó y bailó temas como “La Negra Tomasa”, y “Afuera”, entre muchas otras, donde se pudo apreciar la conexión con el público desde el minuto uno que la banda pisó el escenario.
Así mismo, otro artista que supo ganarse al público y cuyo after show fue sold out, fue el natural de Guerrero, Silverio. Salió de un baño público colocado estratégicamente al lado del escenario, mientras que los asistentes, en una relación amor-odio, lanzaba latas y botellas en respuesta. Él ya lo esperaba. Supo balancear su música con la puesta en escena brindada. Ambas fueron una experiencia buena e inolvidable. Y cuando decimos que entregó todo al público, hablamos en serio. Silverio incluyo el desvestirse hasta quedar desnudo delante de los asistentes, mientras que algunos hombres preferían irse al ver su masculinidad frágil tocada.
Los Amigos Invisibles fue otra banda que merece un gran aplauso; no solo por los éxitos como “Mentiras” y “En cuatro” (con la letra corregida) que pusieron a bailar y preparar al público para la banda principal, sino por perseverar y seguir haciendo música desde Venezuela pese al difícil contexto económico, social y político que el país afronta. La combinación de funk y ska con los sonidos caribeños no faltaron.
El segundo día sorprendió al público con la cancelación del Mexican Institute Of Sound, en su lugar estuvo Kronobox. No obstante, el MIS es una institución con más historia, relevancia musical, influencia, riqueza y herencia. Su ausencia se hizo notar. La lluvia sorprendió en las primeras horas del segundo día del festival. Por ello, se cerraron puertas, generando demora que incomodó al público. Esto pasó rápidamente a segundo plano conforme pasaban las horas. Panteón Rococo fue la cura. Las expectativas eran grandes y estas fueron cumplidas. La gente llegaba con camisetas de Panteón lista para disfrutar del ska, sin embargo, antes se presentó una de las bandas que vale la pena recomendar: Inner Wave.
Esta banda californiana cuenta con el ensamble, voz y composición que les da el potencial para destacar en próximos eventos como este. El público respondía al pedirles una canción tras otra. Son una versión dos punto cero de The Voidz. La conexión estaba. Por su parte, Enjambre no se quedó atrás. La voz de Luis Humberto Navejas traía reminiscencias de la nueva ola, como si esta se combinara con el indie.
La reina, la diva, la potra, la puertorriqueña Ivy Queen, puso al público a sus pies. La artista interpretó éxitos como “Quiero bailar”, “Quiero saber”, parte de “Yo perreo sola” y jugó con las mujeres del público, a quienes invitó a perrear sobre el escenario, regalándoles su característico abanico. Antes de Karol G o Natti Natasha, Ivy Queen fue la verdadera bichota del reggaetón. Quedó demostrado. Quien también supo liderar a la audiencia fue Alfonso Pichardo, vocalista de Moenia. La banda de synth pop no decepcionó y guardó lo mejor de su repertorio hacia el final de su presentación. Preparó al público para el desborde de energía que venía: la llegada de Panteón Rococó como gran estelar.
Ska y ritmos latinoamericanos convivían en una especie de ritual que la banda liderada por Doctor Shenka desarrolló durante las casi dos horas de presentación. El cariño, la energía y la intensidad que el público vivió con cada canción del setlist fue única. Inclusive, se formaban rondas de moshpit en diversas zonas del Union Park. Si desean definirlo con una palabra, esta sería increíble.
La tercera y última fecha nos llevamos grandes sorpresas desde las primeras horas del festival. Unas buenas y otras malas. La mala fue que el mexicano Siddhartha no pudo estar presente en el festival. No obstante, las buenas definitivamente era Las Nubes. La banda de Miami nos recordaba a lo hecho por Veruca Salt en los 90 o The Beths actualmente, pero bajo su propio estilo. Al igual que Inner Wave, son bandas por las que vale la pena acudir temprano. Le siguió Margaritas Podridas, que dio lo mejor de sí y demostró que cuenta con talento para repotenciarse como músicos.
La nominada al Grammy por su álbum Miss Colombia, Lido Pimienta, además de interpretar parte de este material que la llevó al reconocimiento mundial, presentó parte de su nueva producción. Así mismo, contó a la prensa en que se distingue de su predecesor y algunas de las colaboraciones que contiene. “La instrumentación será una orquesta. […] Voy a invitar a cantantes espectaculares, no puedo decirlas todas, pero mi comadre Nelly Furtado va a cantar en el álbum y una comadre nueva que se llama María José Yergo de España. […] Sí, Miss Colombia era una carta cínica a mi país, el próximo álbum será una carta de amor a lo que vale la pena vivir”, indicó.
Diamante Eléctrico continuó representando al país tricolor con el rock alternativo que los caracteriza. Tuvieron un invitado especial en la batería, se trató de nada menos que Luis Ledezma Blum, baterista de Café Tacvba. Así mismo, presentaron algunas canciones de su nuevo álbum Mira lo que me hiciste hacer. Por su parte, Little Jesus demostró profesionalismo y buen sonido. El público esperó por indie rock y se lo concedieron con “La magia”, “Químicos” y “Azul”, entre otros temas.
Café Tacvba cerraba una jornada de tres días con las canciones que la consagran como una de las bandas más representativas del México contemporáneo por excelencia. El público los abrazaba con cada aplauso que daban cada vez que una canción terminaba. El aprecio era tan grande que desde el público se le obsequió a Rubén Albarrán un lienzo de gran tamaño donde aparecía su rostro con motivos alusivos a las calaveras del Día de Muertos en México. “Quiero Ver”, “Chica banda”, “El baile y el salón”, “Chilanga banda” y “Las flores” fueron solo algunas de las canciones más coreadas.
Así termina una jornada de tres días llenos de cultura latina y sobre todo mexicana, donde cada uno tiene una historia musical y de vida que contar. Hagan ruido, porque México está EE. UU.