En su penúltimo evento de este año, el festival MUTEK MX trajo a una cantidad de talentos abrumadora, llenando el FMCC1 con experimentacion audivisual y energía.
MUTEK México ubicó la necesidad de propiciar un espacio para la creatividad digital y sus ramas artísticas desde su llegada a nuestro país hace 12 años. Su propuesta —más que un manifiesto— busca aplicar una técnica que pareciera estar siendo ignorada cuando en realidad envuelve a toda una generación. Inculca un respeto hacia los artistas audiovisuales, hacia la magnitud de posibilidades a partir de sus herramientas, y obliga a contemplar un recinto no solo como una sede, sino como un espacio interactivo.
En este caso, el Foto Museo Cuatro Caminos sirvió una vez más para albergar los dos últimos eventos del festival. Ambos son considerados por MUTEK como las transiciones finales de su historia linear, que transcurre del día (las conferencias, las pláticas, los workshops) hasta la noche (sin irnos tan lejos, fiesta, aunque los eventos son más que eso). Los eventos del FMCC son perfectos para el festival, por su disponibilidad de espacio que, mezclado con la organización de MUTEK, encaja perfectamente tanto con el perfil de los asistentes como el de los artistas.
La Sala C presentó a los actos Ejival, Kara-Lis Coverdale & LXV, Ricardo Donoso, Alessandro Cortini y a Dasha Rush. El espacio, ubicado en la terraza del FMCC, estuvo increíblemente acompañado de luces rojas. Dentro del booth, el ambiente fue modificado por los artistas una y otra vez, pasando de la tranquilidad de Kara-Liss Coverdale hasta la completa distorsión de Alessandro Cortini. En específico, el miembro espontáneo de Nine Inch Nails logra una manipulación concreta del sonido; puede deconstruirlo para después formar su búsqueda por lo confuso; confuso pero hermoso. Dasha Rush es única por su comprensión en la producción: disminuye la velocidad de sus loops para aumentarla en su actividad en vivo. Sin duda, ambos fueron las actuaciones más recordadas de dicha sala.
En su caso, la sala B presentó la completa búsqueda por energía y velocidad, tanto visual como auditiva. James Place, Lee Gamble & Dake Gaskhart y A-rp tuvieron la oportunidad de inaugurar la sala con sus proyectos. No quiere decir que fueron un warm-up para los siguientes actos, pero definitivamente dejaron la sala con la energía suficiente para que Vatican Shadow, Shackleton y White Visitation consumieran lo restante. Fue quizás la sala con más diversidad visual, ya que contaban con una pantalla para presentarlos, a diferencia de la sala C y A que tenían un poco más de lásers y luz en general. El espacio estaba destinado a mantenerse lo más oscuro posible para enforcar toda la atención a esa pantalla.
Desde efectos glitch como el datamosh hasta la aceleración, los VJs hicieron un trabajo magnífico. En específico, sin restar a ninguno de los presentadores, Shackleton destruyó cualquier posibilidad de inmovilidad. El acercamiento que tiene hacia el techno merece un análisis, ya que, aunque pareciera que rescata el audio del acid house y del techno alemán como el de Ben Klock, su visión es única y placentera.
La sala A tiene el espacio más amplio en comparación con las otras; cualidad aprovechada para presentar a los actos más esperados: Lake People & Leo Leal, Valentin Stip, Rival Consoles, John Roberts, DJ Koze y Ben UFO. Rival Consoles mantuvo un set bastante interesante y divertido durante una hora, mientras que John Roberts fue quien en realidad empezó todo, con una presentación que inició el uso de los lásers de una manera más dinámica en el escenario. La estética visual de la sala fue más técnica que en otras, aunque la velocidad de las luces logró en algun momento una experiencia psicodélica imparable.
En 2014, Christian Loëffler y Daniel Avery fueron los últimos en presentarse en dicho escenario, y este año, Koze y Ben UFO superaron las expectativas. Durante dos horas, Koze impactó a los espectadores con su habilidad de reconocer el ambiente del lugar y saber qué era necesario para exprimirlo. Aunque en una ocasión falló técnicamente en su transición de una canción a otra, es fácil ignorar ese detalle, contemplando que durante los otros 110 minutos, su presentación fue impecable. Ben UFO, por otra parte, tiene la habilidad de reconocer el funcionamiento del audio de uno a otro, más que en la producción como tal, y lo dejó notar completamente con su set. Fue menos homogéneo, ya que en algun momento pasó del techno a lo que su disquera contempla como dubstep, pero no causó desagrado alguno.
La estructura de MUTEK este año cumplió con su constante búsqueda de brindar una experiencia arística, energética, contemplativa y divertida. En fin, cumplió con reforzar la identidad del festival como único.