Todavía hoy, pasadas más de doce horas de haber terminado la presentación de Neurosis en el Foro Cultural Indianilla, mis oídos recienten la potencia de sus riffs y en mi cabeza aún resuenan los ecos de las voces de Scott Kelly y Steve Von Ti. No hay manera de sacarlos y dudo mucho de que pueda lograrlo en un buen tiempo. Y es que lo visto la noche de ayer no tiene punto de comparación: todos y cada uno de los elementos concebidos se concretaron eficaz y eficientemente para conseguir uno de los mejores shows que sin duda se vieron en la Ciudad de México durante este año.
Pero vayamos por partes. Previo a que Neurosis subiera a demostrar y hacer valer su estatus mítico y de culto, The Ex asumió el protagonismo del Festival Bestia (que justo ayer culminó con este concierto su edición de este año). Un proyecto oriundo de Ámsterdam y que nació en los años setenta en las komunas holandesas bajo el manto de la cultura y sonidos punk de aquellos años, pero que con el tiempo se ha nutrido de una plétora de sonidos y un proceso natural de mestizaje que han moldeado un proyecto que anoche sonó personalísimo, elocuente y con el ritmo suficiente para mover los pies y menear la cabeza por un muy buen rato.
Para cuando las luces del recinto se volvieron a apagar, la oscuridad decidió jugar en serio. El sampler de Noah Landis nos hacía saber que Neurosis estaba sobre el escenario y que era momento de abrir la puerta y entrar en el túnel. El bombo de Jason Roeder fue la señal para el primer riff de “A Sun That Never Sets”. Un riff que cimbró el lugar y resonó fuertemente en el pecho de los que estuvimos ahí.
A ella le siguió “Locust Star” y “At The Well” y ello fue suficiente para constatar que lo que teníamos frente a nosotros comenzaba a bordear las líneas de lo sublime. Scott Kelly y Steve Von Ti conseguían con sus desgarradoras voces que entráramos en una suerte de trance que hacía que cada cabeza se moviera de atrás hacia adelante como parte de un vaivén lento, pero violento y amenazador al mismo tiempo.
El Foro Indianilla es un gran recinto; su calidez e intimidad contribuyeron enormemente en la efectividad del show, y a ello habría que sumarle la monumental calidad del sonido que imperó durante prácticamente toda la noche. Estos factores sin duda fueron clave para que “Water Is Not Enough”, “My Heart For Deliverance y “Bleeding The Pigs” se sintieran como una espiral descendiente que reptaba por el suelo, subía por los pies y se adueñaba de la mente con ánimos destructivos para romper la idea de una paz y tranquilidad aparente, pero inexistente al final del camino.
“Stones From The Sky” fue la elegida para que Neurosis se despidiera tal y como inició, sin interactuar y mediar palabra alguna con el público, dejando que el silencio terminara su trabajo y sellara los ecos que por casi dos horas trastornaron y alteraron los sentidos y emociones, cual si se tratara de una neurosis real.