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Kane Vale — Oleander

7

Kane Vale
Oleander

Kane Vale / 2015

Artista(s)

Kane Vale

20/May/2015

Oleander y cómo no sabrás lo que pasó.

Todo muere. Todo nace. La creación exige destrucción. Una relación en donde los dos procesos coexisten ligados. Después, ya formada, la entidad aparece con un nuevo nombre y significado. Camuflaje, alter ego, alias o sobrenombre; espacios para auto nombrarse y adoptar una personalidad diferente a la previa, transformarse hacia la dirección buscada, control creativo y dirección de algo ficticio.

De los escombros viene un edificio que guarda relación con el anterior en tanto es inspiración o negación del pasado. Uno es Dios al crear un ser viviente virtual. La materia no se acaba, sólo transmuta en algo distinto. Si todo nace y todo muere nada se extingue del todo. Tatantula X, el proyecto del originario de Toronto John M, no existe más con ese nombre y ahora se hace llamar Kane Vale, "alias" con el cual debuta en una larga duración de techno que se sitúa en el cruce de muchas vías: variantes en el pop, sonidos oscuros, trap y hasta un poco de EDM.

Tarantula X conocido en el circuito de música canadiense, la tierra fértil de proyectos, bandas y potencias sonoras; es relacionado con TR/ST, Prince Innocence y Crystal Castles por trabajar remixes de sus temas. Todos también de dicho país. Lo cual no sería garantía de algún talento brillante de no ser porque el propio Robert Alfons (TR/ST) lo describe como algo de lo mejor que está sucediendo en Canadá. En 2013 aún siendo Tarantula X ( brillante nombre por cierto y el cual le originó alguna disputa legal irresoluble orillándolo a cambiarse el nombre ) debutó con un EP que lo mostraba en el mismo derrotero de su ahora debut en LP Oleander, sólo que un poco más siniestro.

Su álbum debut, compuesto de diez temas que no rebasan los cinco minutos, ni es una amalgama de géneros, sino que Kane Vale se desliza en una tabla de producción limpia, clara, nítida. Interesante sonido al que quizá le haga falta madurar para convertir sus temas en piezas de mayor ambición para convertirse en verdaderos golpes al cuerpo y cerebro. El cómo se desenvuelven y qué clase de variaciones o elementos van teniendo las piezas es agradable, poniendo detalles (cambios de velocidad, distorsión en los synths) mínimos y efectivos.

El álbum fluye bien, con sus temas fuera de sí, sin ninguna relación, algunos más introspectivos en atmósferas melancólicas, otros festivos. De ahí su atractivo y también su talón de Aquiles. Cuando se acaba no sabes bien qué escuchaste, no hay huella de su paso, sólo la sensación de pasar un buen rato.