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Placebo en el Pepsi Center WTC

Placebo en el Pepsi Center WTC

Angel Amézquita
Diego Figueroa @halofive

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Pepsi Center WTC

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Melancolía y muchos éxitos de Placebo llenaron el Pepsi Center WTC.

En punto de las ocho y media salió al escenario Felipe El Hombre, con temas como “Sin Frenos”, “Espejismo” y “Más”. Vigorosos riffs y un baterista incansable encendieron los ánimos de los asistentes. Después de un breve set y aplausos disfrazados de ansiedad por ver a los originarios de Londres, el proyecto mexicano se despidió.

Veinte minutos pasadas las 9:00 PM, se apagaron las luces, se proyectó en pantalla el video musical de “Every You Every Me” y la gente se volvió loca aunque aún no había salido ningún miembro, al concluir sonaron los primeros acordes de “Pure Morning”.

A este tema le siguió “Loud Like Love” y a pesar de que el disco del mismo nombre no fue uno de los favoritos de los fans, no hubo quien no gritara el coro. “Hermanas y hermanos, bienvenidos a nuestra fiesta de cumpleaños”, dijo Brian Molko y a esto siguieron canciones como “Jesus’ Son”, “Soulmates” y “Special Needs” (la cual no había lugar al que voltearas sin ver a alguien cantándola).

Por mucho, uno de los momentos más emotivos de la velada fue cuando interpretaron “Without You I'm Nothing”, melodía que tuvieron oportunidad de grabar en 1999 con David Bowie. Imágenes de él aparecieron en el fondo mientras se escuchaba muy tenue su voz a la par de Molko. Al terminar, los presentes no dejaban de gritar el apellido del Duque Blanco.

Para recordar su debut, Placebo deleitó a su fiel público mexicano con “36 Degrees” y “Lady of the Flowers”. A esto le siguió una ronda casi interminable de ovaciones. Incrédulos ante el cariño de la audiencia, Brian y Stefan se quedaron inmóviles, y tras de esbozar una sonrisa, Molko replicó “Me ponen muy nervioso”.

Al culminar los aplausos, el líder de la agrupación dijo: “Es hora de la fiesta”. Así es como una ráfaga de éxitos hizo vibrar el piso del recinto de la Nápoles. “For What It's Worth”, “Slave to the Wage” y “Special K” se escucharon como si no hubieran pasado los años. La gente sacudía sin cesar su cabeza, puños y cualquier extremidad posible al ritmo de estos temas. “Song to Say Goodbye” y “The Bitter End” siguieron, nada importaba si conociste a Placebo en la primaria, en la secundaria o hace un mes, nadie dejaba de cantar al unísono. Al terminar el sencillo extraído de Sleeping with Ghosts, la banda bajó del escenario. A pesar de que no se prendieron las luces, algunos de los presentes pidieron esquina y salían poco a poco de la multitud.

Minutos después la alineación regresó con “Teenage Angst”. Para avivar todavía más la nostalgia del primer álbum, Stefan Olsdal cambió de guitarra por una con la bandera de la comunidad LGBT y la elevó, “Nancy Boy” era eminentemente la siguiente canción en la lista, con el cual recordamos el look andrógino de Brian que identificaría al grupo por mucho tiempo. Pero esto aún no llegaba a su fin, Placebo tenía preparada otra bomba extraída de Meds, “Infra-red”, todos brincaban y gritaban “Forget your running I will find you” a lo que daban sus pulmones.

Nuevamente la agrupación se retiró para dar paso a un infinito loop del intro de su versión de “Running up that Hill” y aplausos al ritmo del latido del corazón fueron el preámbulo para que Placebo volviera al escenario y tocar este cover a Kate Bush, un momento en el que todos quisimos hacer un pacto con Dios para que no borrara está increíble noche de nuestras mentes. Al finalizar, Brian Molko comenzó a calibrar alguna especie de artilugio para así poder ver en pantalla una imagen de una cajetilla de cigarros con la advertencia “Seriously harms you and others around you” y una foto de Donald Trump.

Con un setlist casi impecable de lo mejor de su trayectoria, Placebo repasó 20 años de trayectoria a través de sus siete discos con los cuales cada una de las almas que abarrotaron el Pepsi Center WTC se ha sentido identificado. Un concierto que no dejó un solo espacio vació, probando que el pasar de los años ha afectado muy poco o casi nada en la calidad de su ejecución.

 

Angel Amézquita

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