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25 años del disco debut de The Cranberries

25 años del disco debut de The Cranberries

Todo mundo comparte música, ¿por qué nosotros no?.

I know I've felt like this before,
but now I'm feeling it even more,
because it came from you
and then I open up and see,
the person falling here is me,
a different way to be, "Dreams".

Para Jessica y Dolores.

Hace 25 años el tráfico de discos compactos en la secundaria era el cuerno de la abundancia para aquellos que en la música comenzábamos a descubrir una salvación, el fácil modo de compartir lo que más apreciabas con temor a que nunca volviera a tus manos. La solución más práctica e inmediata era grabar un cassette y regalarlo, tal vez decorarlo o simplemente etiquetarlo con el nombre de la banda en cuestión.

Así llegaron a mis manos por aquellos días Happy Nation de Ace Of Base, Pablo Honey de Radiohead y Everybody Else Is Doing It, So Why Can't We?, el debut de The Cranberries gracias a mi amiga Jessica. Ella recién había recibido por su cumpleaños un estéreo, una batería y era fan de Santa Sabina, por lo cual congeniábamos de inmediato en cada charla en el pasillo de la escuela entre clases, siempre, hablando de música, lo que descubríamos entre estaciones de radio en cintas que intercambiábamos y lo que nos habían heredado nuestros padres: Yes, Chicago, Procol Harum, largo etcétera.

Fue por eso que “I Still Do” a primera instancia nos recordaba a The Cure en un ánimo más feliz, “Dreams” sonaba casi en todos lados y era nuestro segundo acercamiento a la música que se hacía en Irlanda, obviamente la primera referencia era U2, pero también comprendíamos que Europa iba más allá de Inglaterra, es por eso que “Sunday” nos encantaba: era el siguiente paso que siempre debías dar para apreciar un disco más allá del sencillo que escucharías hasta el cansancio. Dejar correr la cinta en la grabadora después de terminar una maqueta, tomar un respiro después de elaborar el plan para una compleja práctica de laboratorio de biología, tratar de comprender las letras a modo de práctica que serviría para la clase de inglés.

“Pretty” que tiempo después nos evocaría a Fleetwood Mac ya que la ansiedad por consumir música era más que necesaria, “Waltzing Back” mientras ella practicaba sus primeros golpes y redobles en una flamante batería Tama negra, “Linger” como el himno de aquellos amores infantiles injustos e irrealizables, de esas canciones que dedicaste a alguien que tal vez no la haya apreciado como tu, pero que después de años recordará a esa persona que existió en su vida, aunque sea por un inerte lapso entre el olvido, el polvo del tiempo que nos sacudimos de los hombros. “Still Can’t…” y su lidiar furioso que aumentaría con “Zombie” tiempo después ya que estábamos totalmente enganchados a la banda y las primeras visitas a El Chopo que eran para intercambiar esos discos que te regalaba tus familiares y que no te gustaban.

25 años después Jessica, mi gran compañera musical de aquellos días, y Dolores O’Riordan, la voz que nos dijo tanto, partieron un día inesperada y dolorosamente dejando una huella imborrable, pero tenemos la música para recordar que somos vida que se llena de nostalgia, los acordes son memorias, los coros dedicados a nosotros mismos, el lenguaje inmortal que persiste aunque las cintas magnéticas ahora sean obsoletas.

Dar play nos devolverá por un instante a aquellos que hemos perdido, pero que nos dejaron tanto, es por eso que debemos seguir escuchando, apreciando, yendo más allá del sencillo de moda, desempolvar nuestros discos para reencontrarnos con nosotros mismos, entender los mensajes de inmortalidad que tal vez se hicieron por casualidad pero que nos alientan a no soltar lo que aún nos queda.