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Straight Outta Compton

Straight Outta Compton

07/Sep/2015

Hace mucho tiempo; en un gueto muy, muy lejano...

El regreso de los OG’s entre los OG’s (en la forma de productores ejecutivos, por lo menos); Andre Young (Dr. Dre) y O’Shea Jackson (Ice Cube), junto con la viuda de Eric Wright (Eazy-E) han sido los encargados de en los últimos 13 años revivir el legado de N.W.A. (algo como Nenes Wit Attitudes) y llevarlo a la pantalla grande. Junto con MC Ren (Aldis Hodge) y DJ Yella (Neil Brown Jr.), quienes completaban la alineación del grupo, N.W.A. fue un catalizador de los sentimientos de represión y racismo en Los Ángeles (y a nivel nacional también) que había a finales de los 80 y principios de los 90 y que finalmente explotaron en las revueltas de 1992 en L.A.

Desgraciadamente no mucho ha cambiado, recordamos lo de Baltimore hace poco y el movimiento #BlackLivesMatter. Una canción en específico lanzó al grupo rapero a la fama, “Fuck Tha Police” de su debut Straight Outta Compton (álbum que también le da el título a esta película) y desde ese entonces el colectivo de raperos ha sido referencia de resistencia ante el abuso de las autoridades.

13 años tomó la producción y el desarrollo del guión, el cual fue escrito por Jonathan Herman y Andrea Berloff, basado en una historia de S. Leigh Savidge, Alan Wenkus y Berloff, recordando que estos últimos a final de cuentas se basaron en las vivencias de los productores que mencionamos en el primer párrafo. ¡Uff!, pareciera que fueron muchas las manos que anduvieron metiéndose en la historia, pero Straight Outta Compton es precisamente ambiciosa, precisa en los detalles históricos y hasta épica, porque aunque solo abarca de 1986 a 1994 (cuando Eazy cuelga los tenis), trata con detenimiento cada uno de los temas de la compleja saga de este grupo de rap, que solo lanzó dos álbumes pero cuyo legado es inmenso.

En medio de una ambientación que se podría disfrutar por si sola (para aquellos aficionados que disfrutamos de una buena ambientación de época de inicios de los 90), la cual le permite a uno imaginar que anda dando el rol con los compas por Crenshaw Blvd. en su lowrider (mientras que otros como Skee-Lo lo observaban); el filme se parte en varias vertientes, incluido el interesante conflicto de Ice Cube cuando decide abandonar a N.W.A. después del primer álbum y lanzarles mierda durante el inicio de su carrera como solista, la entrada del malévolo Suge Knight (R. Marcus Taylor, en el único punto débil del casting… pero chéquense al hijo de Ice Cube recreando de manera precisa a su padre como el punto alto), quien haciéndole honor a su violenta reputación, se encuentra en prisión tras haber arrollado a unos rivales en el set de esta película. La extraña relación padre-hijo del manager judío Jerry Heller (Paul Giamatti) con Eazy. El ascenso del gangsta-rap que iba a dominar el resto de los 90 con la entrada de Snoop (Keith Stanfield) y Tupac (Marc Rose) con la fundación de Death Row Records por parte de Dre y Suge; todo está ahí… es el filme épico sobre la escena gangsta del west coast que habíamos esperado por años.

Al final, el director F. Gary Gray (quién dirigió videos de Cube y Dre en el pasado, así como sus largometrajes como Friday) ha hecho un buen trabajo en consolidar las diferentes versiones de esta fascinante historia en un buen pedazo de cine… entretenido, que fluye de manera natural y que no glorifica de manera exagerada a sus sujetos; de momentos íntimos como cuando Eazy rapea por primera vez, a los conflictos de un joven Dre con su madre, a electrizantes presentaciones de lo que era un concierto de N.W.A.; no se necesita ser muy docto en los conflictos west coast vs. east coast para disfrutar de una buena trama. Parece que todo está dicho sobre el tema. Bye Felicia