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Rojo Floyd: El rock y sus conversaciones imposibles

Rojo Floyd: El rock y sus conversaciones imposibles


04/Ago/2014

Rojo Floyd

Michele Mari

La Bestia Equilátera

Argentina, 2013

Primera edición, 247 pp.

Si bien la música es un detonador de recuerdos y estados de ánimo, la narrativa es un vehículo capaz de traer las cosas en ausencia. Visitar geografías muy lejanas, padecer épocas que no nos tocó vivir o conversar con personajes que ya no existen, sólo es posible a través de aquél discurso que reinterpreta la realidad para hacerla más tangible.

Será por eso que el escritor italiano Michele Mari (1955) eligió a la novela como el único género capaz de guiarnos en una expedición por las entrañas de Pink Floyd para no tener que obligarnos a elegir entre realidad o ficción, haciendo equilibrios sobre la delgada que constituye la frontera entre ambas.

Rojo Floyd es una conversación entre vivos y muertos que presenta una estructura cinematográfica a manera de documental, como si nos halláramos en medio de conversación alucinada. Abre cámara y aparece el nombre de un sujeto como Stanley Kubrick o David Bowie, quien, mientras se presenta de forma breve,  intenta decir algo profundo sobre cómo coincidió con la banda Pink Floyd. Enseguida, entre en escena un nuevo personaje que intenta hacer lo mismo, y así sucesivamente.

Para decirlo con mayor claridad: este libro se presenta como la reunión de 30 confesiones, 53 testimonios, 27 lamentaciones, 6 interrogaciones, 3 exhortaciones, 15 informes, 1 revelación y 1 contemplación que terminan de edificar la leyenda de una de las pocas bandas de rock que ha superado la prueba del tiempo.

Desde la lamentación ultramundana de Chris Dennis, uno de los primeros integrantes de la grupo que no alcanzó la fama: “En enero de 1965, la RAF me destina al Golfo Pérsico, desde entonces no se sabe nada de mí…”; pasando por la confesión de Roger Waters: “Cuando todo es rosa no se distinguen bien los contornos de los objetos, cuando todo es fluido unas formas se transforman en otras, y lo que hace apenas un instante era verdadero se torna falso, y lo falso se vuelve verdadero…”; o el testimonio de Alan Parsons: “Otra grieta se abrió […] cuando se descubrió que el título Dark Side of the Moon había sido usado justo un año antes por los Medicine Head, un grupúsculo del que nuca más he oído hablar...”; Mari se toma la libertad de reinventar muchas de las voces (con fundamento o sin él) que fueron parte esencial de la historia Pink Floyd o que sólo cruzaron por ahí de manera accidental.

El resultado final es una novela que en cada página le hace un guiño a los acontecimientos reales, pero que no para de regodearse en el lado oscuro de la inexactitud.

REDACCIÓN: